Una nueva advertencia encendió las alarmas en la industria automotriz de Estados Unidos y dejó a miles de conductores en incertidumbre. A pocos días de haber iniciado el mes de septiembre, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) reveló que un defecto en el software de control híbrido puede desencadenar la pérdida de potencia de un Jeep Grand Cherokee en plena marcha, con el riesgo de provocar accidentes.
Stellantis, matriz de Chrysler, confirmó que el retiro afectará a 91,787 unidades híbridas enchufables fabricadas entre 2022 y 2026. La NHTSA explicó que una sobrecarga en el microprocesador del módulo de control de la batería puede forzar su reinicio, y en ese momento “el procesador de control híbrido puede malinterpretar las señales del módulo de control de la batería, lo que podría provocar una pérdida de potencia”. El propio organismo subrayó que “una pérdida inesperada de propulsión puede provocar un accidente vehicular sin previo aviso”.
Aunque se estima que solo el 1% de los vehículos, unos 918, presentan realmente el defecto, la medida fue tomada tras acumularse 96 quejas de clientes, 110 informes de campo y 320 registros de servicio. Hasta mediados de agosto no se habían reportado lesiones ni choques, pero la magnitud del problema aceleró la decisión.
Los concesionarios serán notificados el 11 de septiembre y los propietarios recibirán cartas a partir del 23 de octubre con los detalles para la reparación. La compañía, presionada por anteriores llamados a revisión y por recortes en su planta de Ohio, encara un nuevo desafío que pone a prueba la confianza de los consumidores estadounidenses.
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