En la más reciente edición de Buenos días Wall Street, la mesa recibió a Robert G. Checchia, analista financiero certificado de Benzinga, para analizar un escenario económico y geopolítico cargado de incertidumbre. Con un ojo en los indicadores de la economía estadounidense y otro en la escalada militar en Europa, el experto ofreció claves para entender cómo reaccionan los mercados y qué pueden hacer tanto grandes firmas como pequeños inversionistas frente a la volatilidad.
El arranque de la semana llega con más preguntas que certezas. Entre calendarios macro cargados, advertencias oficiales y un tablero geopolítico que se oscurece, los inversionistas afinan el radar a la espera de un dato, una frase o un sobresalto que marque el rumbo inmediato.
En el frente económico, crecen las señales de enfriamiento. “FECH advierte sobre una desaceleración emergente en el crecimiento y el gasto de los consumidores”, se escuchó en el programa, mientras persisten “presiones inflacionarias”. Con ese telón de fondo, la atención gira a la FED: “la Reserva Federal depende críticamente de los datos de inflación y consumo para decidir sobre las tasas de interés”. Si la inflación repunta con consumo débil, el banco central podría “mantener tasas altas” y “adoptar una postura más cauta”, generando más incertidumbre.
Antes del esperado mensaje de Jerome Powell, los focos están en nóminas no agrícolas, desempleo, IPC, IPP e inventarios de petróleo, indicadores que podrían recalibrar expectativas de política monetaria. Una caída del gasto del consumidor “suele anticipar desaceleraciones o posibles recesiones” y provoca “correcciones en los principales índices bursátiles”, especialmente en consumo, comercio y tecnología.
El tablero internacional tampoco da tregua. La “incursión masiva de drones rusos” en Polonia y los ejercicios conjuntos “Zapad 2025” con Bielorrusia elevaron el riesgo geopolítico. La respuesta de la OTAN fue “rápida, coordinada y robusta”, lo que empuja la clásica “fuga a la calidad”: mayor demanda por “activos de refugio como oro, dólar, ojalá Bitcoin”, y presión sobre sectores sensibles como energía y banca. Un shock de logística y suministros podría encarecer gas y petróleo, arrastrando commodities estratégicos como trigo, fertilizantes y metales.
Para pequeños inversionistas, Checchia subrayó recetas prudentes: evitar el FOMO, “diversificación”, “inversión sostenida a largo plazo” con dollar-cost averaging, liquidez de emergencia y uso de vehículos con ventajas fiscales, además de considerar “bonos estadounidenses” como escudo en alta volatilidad.
Para la comunidad latina en EE. UU., un entorno de tasas altas y volatilidad recomienda disciplina: priorizar reducción de deudas caras, automatizar aportes en fondos indexados amplios y proteger remesas y ahorros en instrumentos de bajo costo y alta liquidez, sin perder de vista riesgos en consumo discrecional y turismo.
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