El mundo del lujo quedó atónito al conocerse los detalles del testamento de Giorgio Armani, fallecido el 4 de septiembre a los 91 años. El legendario diseñador, que durante medio siglo defendió la independencia de su marca, dejó instrucciones que podrían cambiar para siempre el destino de la firma que él mismo convirtió en sinónimo de elegancia.
El documento, revisado por Reuters, ordena que los herederos vendan una participación inicial del 15% de la casa de moda en un plazo máximo de 18 meses. Posteriormente, entre tres y cinco años tras su muerte, deberán transferir entre el 30% y el 54.9% al mismo comprador. La prioridad será para gigantes como LVMH, L’Oréal o EssilorLuxottica, aunque también contempla la posibilidad de una salida a bolsa en Italia u otro mercado relevante.
Armani, conocido como “King Giorgio”, nunca aceptó diluir su control ni llevar su empresa a los mercados, pese a las ofertas recibidas. En 2021, John Elkann intentó adquirir la marca, y décadas antes Gucci también tanteó la compra bajo el liderazgo de Maurizio Gucci. Fundada junto a Sergio Galeotti en los años 70, la firma generó en 2024 ingresos de $2,700 millones, aunque con ganancias presionadas por la recesión del lujo.
El testamento otorga a la Fundación Giorgio Armani y a Pantaleo Dell’Orco, socio de vida y negocios, el 70% de los derechos de voto, reservando a la fundación un 30.1% en caso de salida a bolsa. Un movimiento que redefine el futuro de una casa que, hasta el final, Armani controló con mano firme.
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