Lo que parecía un simple regreso de un programa nocturno terminó convirtiéndose en un campo de batalla entre gigantes mediáticos, autoridades regulatorias y la Casa Blanca. Mientras las cadenas locales buscaban marcar distancia, las tensiones políticas y los intereses empresariales se cruzaron de manera explosiva.
El lunes, Disney anunció que “Jimmy Kimmel Live!” volvería al aire tras haber sido suspendido por los polémicos comentarios de su presentador sobre el presunto asesino del activista conservador Charlie Kirk y sus vínculos con el movimiento MAGA del presidente Donald Trump. Sin embargo, Nexstar y Sinclair —dos de los mayores propietarios de estaciones de televisión abierta— rechazaron transmitir el regreso.
“Mantenemos esa decisión a la espera de garantizar un ambiente de diálogo respetuoso y constructivo en los mercados a los que servimos”, declaró Nexstar.
Disney aseguró que el programa estaría disponible en sus plataformas de streaming, pero la negativa de las estaciones abrió un inusual pulso de poder. El presidente de la FCC, Brendan Carr, advirtió que las licencias de las cadenas podrían “correr el riesgo de ser revocadas” si no actúan en el interés público. En X, Carr fue más duro: “En cuanto a Kimmel, los demócratas solo se dedican a proyectar y distorsionar”.
La controversia no se limita a Kimmel. Trump ha intensificado la presión sobre los medios, restringiendo a periodistas en eventos y demandando a publicaciones como The New York Times y The Wall Street Journal. ABC News, incluso, acordó pagar $15 millones a la biblioteca presidencial de Trump para zanjar una disputa.
Mientras tanto, Nexstar busca el visto bueno de la FCC para una fusión de $6,200 millones con Tegna, y Sinclair evalúa opciones similares. En paralelo, Disney aguarda aprobación para un acuerdo en el que la NFL adquiriría 10% de ESPN.
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