Tesla sorprendió este martes con la presentación de nuevas versiones de sus dos modelos más vendidos —el SUV Model Y y el sedán Model 3—, esta vez en variantes más accesibles, mientras intenta reactivar el interés de los consumidores y fortalecer su posición en el sector eléctrico.
En los últimos dos años, el precio del Model 3 ha experimentado una serie de ajustes que reflejan la estrategia de Tesla por mantener su liderazgo en un mercado cada vez más competitivo. A comienzos de 2023, el sedán se vendía en torno a los $43,000, pero tras varias reducciones aplicadas durante 2024 —motivadas por la desaceleración de la demanda y la presión de fabricantes como BYD y Volkswagen—, el precio bajó a cerca de $39,000.
Precios a la baja y expectativas frustradas
El nuevo Model Y estándar tendrá un precio de poco menos de $40,000, mientras que el Model 3 básico partirá desde $37,000, según el sitio oficial de Tesla.
Tesla presentó la nueva versión 14 de su sistema de conducción autónoma supervisada, una actualización que marca un salto técnico notable frente a la anterior. El software incorpora avances derivados del programa de robotaxis y un modelo de inteligencia artificial más robusto, capaz de procesar mucha más información en tiempo real. Según reportes especializados, el sistema ahora interpreta mejor el entorno urbano, reduce las alertas innecesarias al conductor y mejora la respuesta en maniobras complejas de tráfico.
La reacción del mercado fue desigual: tras un alza del 5% el lunes, las acciones cayeron cerca de 3% el martes, decepcionando a inversionistas que esperaban novedades sobre el prometido Roadster o los robotaxis.
De la visión futurista a los desafíos reales
Tesla no lanza un nuevo modelo desde el Cybertruck, estrenado a fines de 2023, y que ha enfrentado múltiples retiradas voluntarias en EE. UU. Con ventas en declive durante varios trimestres, Elon Musk busca reposicionar la marca como una empresa de robótica y conducción autónoma. No obstante, el envejecimiento del catálogo, la competencia de Volkswagen y BYD, y las controversias políticas del propio Musk han erosionado la percepción de la marca.
Mientras el empresario promete taxis autónomos y robots humanoides, los inversionistas observan con cautela. Aun así, tras perder 36% de su valor en el primer trimestre, las acciones repuntaron 40% en el tercero, ayudadas por la compra de $1,000 millones en acciones por parte del propio Musk.
El romance “roto” entre Elon Musk y Donald Trump
La estrecha relación de Elon Musk con Donald Trump ha pasado factura a Tesla, especialmente en Europa, donde su imagen pública se ha deteriorado. Parte de los consumidores europeos, sensibles a las posturas políticas y ambientales, han mostrado rechazo hacia la marca por el apoyo del empresario a figuras de derecha y sus comentarios polarizantes. Este cambio de percepción se ha reflejado en una caída sostenida de las ventas en países como Alemania y Francia, donde competidores locales y chinos han aprovechado la oportunidad para ganar participación en el mercado eléctrico.
El reciente reencuentro entre Donald Trump y Elon Musk durante el funeral de Charlie Kirk llamó la atención por el tono amistoso y la aparente complicidad entre ambos. Lejos de la tensión que los medios habían retratado meses atrás, ambos se saludaron con una sonrisa y un apretón de manos prolongado, intercambiando palabras breves pero cordiales. La escena fue interpretada por algunos como un simple gesto de cortesía, pero para otros evidenció que la supuesta ruptura entre ambos nunca fue tan real como se quiso hacer creer.
Analistas políticos y financieros sugieren que aquel distanciamiento público podría haber sido parte de una estrategia cuidadosamente diseñada. Con Musk enfrentando críticas globales por su apoyo a Trump y Tesla perdiendo terreno en mercados internacionales, el empresario habría buscado reducir el costo reputacional sin romper los lazos que se presume aún mantiene con la casa blanca pero fuera del escarnio público.