El silencio se apodera de las oficinas del Servicio de Impuestos Internos (IRS) mientras el prolongado cierre del gobierno federal obliga a miles de empleados a abandonar temporalmente sus puestos. Entre la incertidumbre y la tensión política, la agencia tributaria se convierte en otro reflejo del impacto real que la parálisis administrativa está generando en el país.
El IRS anunció que unos 34,000 trabajadores fueron enviados a licencia sin sueldo, mientras que 39,870 permanecerán activos, lo que representa solo el 53.6% de su fuerza laboral. El cierre, que ya alcanza su octavo día, continúa sin resolución tras otro intento fallido del Senado de aprobar los proyectos de financiación necesarios para reactivar el gobierno.
“Debido al lapso en las asignaciones, la mayoría de las operaciones del IRS están cerradas”, señaló la agencia en un comunicado interno emitido el miércoles. El mensaje precisó que el 8 de octubre comenzó el permiso general sin goce de sueldo para todos los empleados no exceptuados, quienes deberán mantenerse disponibles hasta nuevo aviso.
Aunque el organismo garantizó que los trabajadores suspendidos recibirán sus pagos atrasados una vez finalizado el cierre, un borrador de memorando filtrado generó preocupación al sugerir que la administración Trump podría impugnar esa obligación.
Los permisos llegan en un momento especialmente delicado: la agencia ya había sufrido una reducción del 25% en su personal, pasando de 100,000 a 75,000 empleados tras los despidos aplicados a inicios del mandato de Donald Trump.
La situación refleja cómo las disputas políticas en Washington repercuten directamente en los servicios esenciales, afectando tanto la recaudación fiscal como la confianza de los ciudadanos en las instituciones.
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