El presidente Donald Trump encendió una nueva chispa en la disputa comercial con China al acusar a Beijing de actuar de manera deliberadamente “hostil” hacia los agricultores de Estados Unidos. En una publicación en su red social Truth Social, el mandatario escribió:
“Creo que el hecho de que China, a propósito, no compre nuestra soja y cause dificultades a nuestros productores de soja, constituye un acto económicamente hostil. Estamos considerando terminar con China los negocios relacionados con el aceite de cocina y otros elementos comerciales como represalia. Por ejemplo, podemos producir fácilmente nuestro propio aceite de cocina; no necesitamos comprarlo a China.”
El mensaje, difundido el martes 14 de octubre, provocó una inmediata reacción en los mercados y reavivó los temores de una nueva ronda de tensiones comerciales entre las dos principales economías del mundo. Trump afirmó que la suspensión de compras de soja por parte de China no es un hecho casual, sino una maniobra económica destinada a presionar a Estados Unidos en el contexto de las recientes disputas arancelarias.
La Casa Blanca considera que el bloqueo chino ha afectado directamente a miles de productores agrícolas del Medio Oeste de los EE. UU., quienes ya enfrentaban precios deprimidos y menor demanda internacional. Según analistas del sector, la soja estadounidense ha sido reemplazada en gran parte por las exportaciones de Brasil y Argentina, que han ocupado el espacio dejado por las restricciones chinas.
El mandatario señaló que su gobierno evalúa medidas de represalia que incluirían la suspensión de compras estadounidenses de aceite de cocina y otros productos provenientes de China. Trump insistió en que Estados Unidos “puede producir por sí mismo todo lo necesario” y que no permitirá que “una potencia extranjera manipule su economía”.
Aunque desde Pekín no se emitió una respuesta oficial inmediata, medios chinos estatales calificaron el comentario de Trump como “una provocación política” más que una decisión de política económica. En Washington, asesores económicos reconocieron que la tensión comercial ha escalado y que la administración está revisando los términos de varios acuerdos agrícolas.
Los agricultores estadounidenses, por su parte, expresaron preocupación ante un posible endurecimiento de las represalias. Organizaciones agrícolas advirtieron que, si bien Trump busca defender la producción nacional, las medidas podrían afectar el ya debilitado flujo comercial y agravar la incertidumbre en un sector vital para las economías rurales.
El nuevo enfrentamiento comercial con China parece marcar otro capítulo en la estrategia económica del mandatario, que busca mostrar firmeza ante el electorado rural que ha sido uno de sus pilares políticos más leales.
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