Durante más de 20 años, el cardiólogo Alvin Brooks ha visto lo mismo en su consultorio: pacientes que hacen ejercicio, controlan el estrés y aun así terminan con arterias obstruidas. Tras cientos de casos, asegura haber identificado al verdadero enemigo oculto detrás de la mayoría de los problemas cardíacos: los alimentos cotidianos que muchos estadounidenses consumen creyendo que son saludables, según reveló al medio estadounidense CNBC en la sección “make it”.
Brooks sostiene que la industria alimentaria ha logrado disfrazar los productos más dañinos bajo etiquetas como “bajos en grasa” o “de origen vegetal”. “No me pagarían por comerlos”, afirma el especialista, tras décadas observando cómo el consumo frecuente de ciertos productos dispara la inflamación, eleva el azúcar en la sangre y daña silenciosamente el corazón.
Entre los principales culpables señala los cereales de desayuno cargados de azúcar, los embutidos procesados y las bebidas energéticas. A su juicio, estos productos inundan el organismo con compuestos inflamatorios y alteran el metabolismo. También advierte sobre las comidas rápidas fritas, los panes blancos y las margarinas industriales, que según dice “actúan como papel de lija en las arterias”.
Los nueve alimentos que Brooks nunca probaría son:
- Cereales de desayuno azucarados, que actúan como “postres disfrazados” y disparan la insulina.
- Embutidos procesados, ricos en nitratos y nitritos que dañan las arterias.
- Refrescos y bebidas energéticas, que alteran el metabolismo y aceleran el envejecimiento celular.
- Comidas rápidas fritas y bocadillos de feria, que contienen aceites oxidados y subproductos tóxicos.
- Pan blanco y carbohidratos refinados, responsables de resistencia a la insulina y obesidad.
- Margarina y mantequillas falsas, cargadas de grasas trans que endurecen las arterias.
- Carnes vegetales ultraprocesadas, con sodio, aceites industriales y aditivos sintéticos.
- Sopas enlatadas con alto contenido de sodio, que sobrecargan el corazón y los riñones.
- Cremas para café con sabor, mezcla de azúcares y aceites hidrogenados que promueven inflamación.
Incluso los alimentos que se presentan como opciones saludables, como las carnes vegetales ultraprocesadas o las sopas enlatadas, encabezan su lista negra por su exceso de sodio y químicos sintéticos. “Si se necesita un título en química para entender la etiqueta, probablemente no debería estar en tu plato”, ironiza Brooks.
El médico recomienda optar por opciones simples: avena, aceite de oliva, pan integral y legumbres. “Pequeños cambios pueden marcar la diferencia; los resultados se verán en tus análisis”, concluye.
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