Las relaciones entre Washington y Bogotá atraviesan uno de sus momentos más tensos en décadas. En una declaración que ha sacudido el escenario diplomático latinoamericano, el presidente Donald Trump lanzó una dura advertencia a su homólogo colombiano, Gustavo Petro, al que calificó como “líder del narcotráfico ilegal” y responsabilizó de fomentar la expansión del negocio de las drogas en Colombia.
Una ruptura con consecuencias económicas
A través de su red Truth Social, Trump anunció la suspensión inmediata de todos los subsidios y pagos de Estados Unidos a Colombia, asegurando que esos fondos se habían convertido en “una estafa a largo plazo contra América”. El mandatario afirmó que Petro “promueve activamente la producción masiva de drogas en grandes y pequeños cultivos”, y amenazó con intervenir si el Gobierno colombiano no detiene los llamados “campos de muerte”. “Si no los cierra, Estados Unidos lo hará por él, y no será de manera amable”, advirtió.
El mensaje llega en medio de crecientes tensiones tras un bombardeo estadounidense en el Caribe, que destruyó una lancha del narcotráfico presuntamente colombiana. Bogotá sostiene que la embarcación se encontraba en aguas nacionales y que Washington violó su soberanía. “Funcionarios del Gobierno de EE. UU. han cometido un asesinato y violado nuestra soberanía en aguas territoriales”, escribió Petro en X, añadiendo que la lancha “estaba a la deriva con la señal de avería puesta”.
Escalada diplomática y reacciones en la región
Trump justificó el operativo alegando que se trataba de “narcoterroristas venezolanos” que transportaban drogas hacia Estados Unidos, mientras difundía imágenes del ataque. Sin embargo, gobiernos como los de Brasil y Venezuela calificaron las acciones de “agresiones armadas” y denunciaron ante organismos internacionales la ejecución de ataques sin sustento legal. El presidente Nicolás Maduro acusó a Washington de intentar imponer “un cambio de régimen” para apropiarse de los recursos naturales latinoamericanos.
En este contexto, Petro replicó con dureza a las declaraciones de Trump. “El presidente estadounidense está siendo engañado por sus logias y asesores”, escribió el mandatario colombiano. En defensa de su gestión, sostuvo que ha sido “el principal enemigo del narcotráfico en el siglo XXI”, y recordó haber revelado los vínculos entre el crimen organizado y el poder político en Colombia. “Tratar de impulsar la paz de Colombia no es ser narcotraficante”, afirmó.
Un clima regional bajo presión
Las tensiones diplomáticas se amplían mientras EE. UU. mantiene presencia militar en el Caribe y el norte de Sudamérica bajo el argumento de combatir los cárteles de droga. Expertos de Naciones Unidas advirtieron que los recientes ataques podrían constituir violaciones del derecho internacional, mientras que legisladores demócratas han pedido al Departamento de Estado revisar el uso de la fuerza en la región.
Washington redefine su relación con Bogotá
Con esta decisión, la Casa Blanca rompe una alianza histórica que sostenía desde hace más de dos décadas, en gran parte centrada en la lucha antidrogas. La suspensión de fondos estadounidenses podría afectar programas de cooperación en seguridad, erradicación de cultivos y desarrollo alternativo en zonas rurales. Fuentes diplomáticas anticipan que Colombia podría buscar respaldo financiero en países como China o Brasil para compensar el vacío económico.
Provocaciones de Petro en el corazón de los EE. UU.
Semanas atrás, durante su visita a Nueva York, el presidente colombiano Gustavo Petro lanzó una dura arremetida contra Estados Unidos y su mandatario. En un acto previo a la Asamblea General de la ONU, el líder colombiano hizo un llamado directo a los militares estadounidenses, afirmando: “desde Nueva York, les pido a todos los soldados del Ejército de Estados Unidos que desobedezcan la orden de Trump. Les pido no apuntar contra la humanidad sus fusiles”. Su discurso, cargado de tono desafiante, generó fuertes reacciones en Washington, como la cancelación del visado al presidente colombiano.
Durante su intervención en la Asamblea de la ONU, Petro redobló sus críticas y acusó al gobierno de Trump de ser cómplice en las operaciones militares en Medio Oriente.
Desde entonces y hasta ahora, ha reiterado que Estados Unidos ha “violado el derecho internacional” por sus operaciones militares en el Caribe y acusó a la administración de EE. UU. de “revivir el totalitarismo y matar la democracia a escala mundial”.
Lula en Brasil un ejemplo no seguido por Petro
A diferencia de Gustavo Petro, el presidente brasileño Lula da Silva ha optado por una estrategia diplomática más prudente frente a Donald Trump. Lula ha mantenido sus diferencias ideológicas sin romper el diálogo, priorizando la cooperación económica y el respeto institucional.
Petro, en cambio, ha recurrido a declaraciones abiertamente confrontativas que han tensado la relación bilateral. De haber adoptado el tono moderado de Lula, la crisis actual con Washington podría haberse evitado mediante canales diplomáticos y una agenda centrada en los intereses comunes.
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