Mientras la inflación sigue pesando en el bolsillo y las conversaciones cotidianas giran alrededor del costo de la vida, en Puerto Rico se consolida un clima en el que nadie deja de consumir, pero casi todos piensan dos veces antes de gastar. El estado de ánimo económico se ha convertido en un factor tan determinante como las propias estadísticas.
Un nuevo informe de la Cámara de Comercio de Puerto Rico, elaborado junto a Nielsen, radiografía esa sensibilidad a través del Índice de Confianza del Consumidor (ICC) y del Índice de Confianza del Empresario (ICE). La presidenta de la Cámara, la licenciada Margaret Ramírez Báez, recuerda que todos los años comisionan ambos estudios porque “obtener resultados sobre ambos es indispensable para la toma de decisiones”. Este año, el ICC, con 510 encuestados, mostró una baja de cuatro puntos pero se mantiene sobre los 90, lo que permite hablar de un mercado donde “sigue siendo un mercado donde la confianza prima”.
Detrás del promedio hay matices. Ramírez señala diferencias claras entre jóvenes de 18 a 34 años y adultos de 45 años o más con mayor nivel socioeconómico, estos últimos con más confianza. Aun así, destaca un patrón común: “tenemos un consumidor que está siendo más prudente… si es el momento idóneo, si es necesario o incluso si el precio que se me ofrece va a estar en otro momento más asequible”.
El estudio muestra que el 86% de los encuestados percibe que Puerto Rico está en recesión. Pese al influjo de fondos federales para la reconstrucción tras el huracán María, “esa percepción del puertorriqueño sigue allí vigente en su psicología y en su realidad”. La inflación encabeza las preocupaciones con 17%, seguida por la seguridad energética, la educación, la seguridad pública, la salud y la situación político-económica.
En el gasto mensual de alimentos, el salto en comparación a 2019 alcanza 25%. El consumo en restaurantes disminuye, mientras crecen las compras en supermercados de cadena y las comidas en el hogar, reflejo de un consumidor que “reconoce que estamos en un momento de ser más discretos” y que “divide o establece prioridades de gasto” sin abandonar por completo el consumo.
Del lado empresarial, el ICE —comisionado a Estudios Técnicos, firma liderada por Juaco Villamil— confirma por sexto año consecutivo las mismas piedras en el zapato: energía, impuestos, situación económica general y burocracia gubernamental. Un 45.8% de los comerciantes percibe que el costo de la electricidad está “mucho más alto” y más de la mitad ha tenido que recurrir a plantas eléctricas o placas solares, lo que se traduce en menos inversión y planes de expansión pospuestos.
Para la Cámara de Comercio, estos indicadores son insumo directo para dialogar con gobierno y sector privado. Como resume la Licenciada, “los asuntos económicos no se tratan nada más de números”, y el reto ahora es convertir esa mezcla de cautela y esperanza en decisiones que impulsen crecimiento sin ignorar la realidad que sienten hogares y negocios.
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