En la industria del entretenimiento, cada avance tecnológico suele ir acompañado de una mezcla de entusiasmo y cautela. Las nuevas herramientas prometen expandir la creatividad, pero también plantean interrogantes sobre control, derechos y modelos de negocio. En ese delicado equilibrio se mueve ahora uno de los conglomerados más influyentes del mundo.
Una alianza estratégica que redefine la creación de contenidos
The Walt Disney Company anunció que realizará una inversión de capital de $1,000 millones en OpenAI y permitirá que sus personajes con derechos de autor aparezcan en el generador de video Sora, una aplicación lanzada por la startup en septiembre que permite crear videos cortos a partir de simples instrucciones de texto. Como parte de un acuerdo de licencia por tres años, los usuarios podrán generar contenido con más de 200 personajes de Disney, Marvel, Pixar y Star Wars a partir del próximo año.
“El rápido avance de la inteligencia artificial marca un momento importante para nuestra industria y, a través de esta colaboración con OpenAI, ampliaremos de manera reflexiva y responsable el alcance de nuestra narración a través de la IA generativa, al tiempo que respetamos y protegemos a los creadores y sus obras”, afirmó el CEO de Disney, Bob Iger, en un comunicado. El acuerdo también contempla que Disney reciba warrants para comprar acciones adicionales y se convierta en un cliente relevante de OpenAI.
De la controversia a los controles
El lanzamiento de Sora generó una fuerte reacción en la industria. La aplicación escaló rápidamente al primer lugar de la App Store de Apple, pero también provocó una ola de videos creados con marcas y personajes populares sin autorización. En octubre, la Asociación Cinematográfica advirtió que OpenAI debía tomar “medidas inmediatas y decisivas” para evitar infracciones de derechos de autor.
Ante las críticas, el CEO de OpenAI, Sam Altman, anticipó la llegada de un “control más granular” sobre la generación de personajes. En el acuerdo con Disney, OpenAI se comprometió a mantener “controles robustos” para impedir la creación de contenido ilegal o dañino y a respetar “la seguridad de los usuarios y los derechos de los creadores”. Ambas compañías aclararon que el convenio no incluye la representación de talentos ni el uso de voces.
Disney, entre la defensa legal y la adopción de la IA
La inversión no significa un abandono de la defensa de la propiedad intelectual. Disney ha intensificado sus acciones legales contra empresas de IA. Esta semana envió una carta de cese y desistimiento a Google, acusándolo de utilizar obras protegidas para entrenar modelos sin autorización. También mantiene demandas junto a Universal contra Midjourney, y en septiembre advirtió a Character.AI que dejara de usar personajes protegidos.
Sin embargo, el acuerdo con OpenAI muestra una estrategia dual: confrontar cuando considera que hay abuso, pero colaborar cuando existen reglas claras. Disney implementará ChatGPT entre sus empleados y trabajará con la tecnología para crear nuevas herramientas y experiencias.
Los usuarios también podrán usar la propiedad intelectual de Disney en ChatGPT Images, creando imágenes mediante lenguaje natural. Personajes como Mickey Mouse, Ariel, Cenicienta, Iron Man y Darth Vader estarán disponibles, y habrá selecciones curadas de videos de Sora en Disney+.
“Disney es el estándar de oro mundial para la narración de historias”, dijo Altman, celebrando la alianza que busca expandir la forma en que las personas crean y consumen contenido.
La inversión marca un punto de inflexión: Disney no solo protege su legado creativo, sino que apuesta a moldear activamente cómo la inteligencia artificial convivirá con él en los próximos años.
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