Este 9 de diciembre vence el plazo para que los trabajadores ferroviarios ratifiquen los pactos sindicales y así eviten una huelga general que impactaría gravemente la economía estadounidense.
El presidente Biden decidió tomar medidas urgentes y pedirá al Congreso que intervenga para evitar el cierre de este sistema de transporte, según informó un funcionario de la casa blanca a The Washington Post, bajo condición de anonimato.
El secretario de Transporte de los Estados Unidos, Pete Buttigieg, dijo que el objetivo de la administración Biden es asegurarse de que no se produzca una huelga.
Uno de los sindicatos ferroviarios más grandes rechazó la semana anterior llegar a un acuerdo, uniéndose así a otros grupos que también desaprueban las actuales condiciones.
Funcionarios sindicales han dicho que parece cada vez más improbable que ellos y los principales transportistas concreten una solución a los problemas pendientes, antes de la fecha límite. Cuatro de los 12 sindicatos que representan a la mayoría de trabajadores ferroviarios de carga de EE. UU. votaron en contra de los acuerdos tentativos negociados por la Casa Blanca.
Los trabajadores manifiestan que no reciben días pagos por enfermedad y son castigados por tomar tiempo libre. Por su parte, los empleadores afirman que sus políticas de asistencia son necesarias para mantener las líneas ferroviarias con personal disponible y permiten a sus empleados tomar descansos cuando es necesario, mediante el uso de vacaciones pagas.
Los 12 sindicatos deben votar individualmente para ratificar sus contratos. Si un sindicato se declara en huelga, todos los demás que representan a más de 115.000 trabajadores ferroviarios, probablemente se solidarizarán y provocarán un paro laboral en toda la industria.
Algunas empresas se han anticipado y han decidido llevar sus envíos de carga a través de camiones, en preparación al cierre. Sin embargo no habría suficientes unidades disponibles como para reemplazar al sistema ferroviario. Se estima que se necesitarían 467,000 camiones adicionales por día para cubrir el vacío que dejarían los ferrocarriles.
Muchas empresas solo tienen materias primas para unos pocos días y limitado espacio para almacenar sus productos terminados. Esta situación provocaría una escasez generalizada y bien es sabido por los economistas que toda escasez provoca un alza en los precios, ahondando así la actual crisis inflacionaria y peor aún, a vísperas de la temporada navideña.
Los demócratas señalaron que estaban esperando orientación de la Casa Blanca, aunque en los últimos días, los líderes del partido han discutido en privado los planes de contingencia legislativa. El domingo, el líder de la mayoría de la Cámara de Representantes, Steny H. Hoyer (D-Md.), señaló que era una prioridad para el partido y les dijo a los miembros en una carta que está “consciente de las negociaciones ferroviarias de carga en curso y la necesidad de continuar monitoreando su progreso en los días venideros.”
No está claro qué tipo de acción tomaría el Congreso, pero podría imponer una versión de un acuerdo recomendado por una junta designada por Biden a principios de este año que fue rechazada por los sindicatos. El Congreso también podría crear un “período de reflexión”, permitiendo que las partes continúen negociando hasta llegar a un acuerdo, u obligar a ambas partes a iniciar un arbitraje, donde se involucraría a un mediador externo.
“Una interrupción del servicio ferroviario por cualquier duración sería extremadamente dañina para las familias estadounidenses y nuestra economía, con un costo de $2 billones de dólares por día”, decía una carta enviada por la Cámara del Congreso de EE. UU. y unos 400 grupos empresariales, que representan una amplia gama de industrias.
Tony Caldwell, presidente de Brotherhood of Maintenance of Way Employees, uno de los sindicatos que votó en contra del acuerdo, dijo que sus miembros no ratificarán un acuerdo a menos que incluya beneficios de licencia por enfermedad más amplios. El sindicato pide cuatro días de enfermedad pagados, sin embargo, los transportistas ferroviarios “afirmaron que no estaban dispuestos a negociar” los días de enfermedad, dijo Caldwell.
Alrededor del 60% de los estados del Medio Oeste y el norte están en sequía. Casi todo el tramo del río Mississippi, desde Minnesota hasta la desembocadura del río en Luisiana, experimentó precipitaciones por debajo del promedio y esto ha afectado a otro importante sistema de transporte: el fluvial.
“Si bien las tripulaciones de las barcazas, la guardia costera y todos han hecho un trabajo fenomenal para dragar los ríos y asegurarse que los botes sigan flotando, la eficiencia se ha reducido enormemente”, dijo Josh Linville, vicepresidente de Fertilizantes de StoneX Financial. Inc.
El ejecutivo además afirmó: “Una huelga ferroviaria seguirá siendo tremendamente devastadora para nuestro sistema agrícola”. “Estamos terminando la cosecha de 2022, así que ahora, de repente, necesitamos trasladar estos granos al sur. Necesitamos moverlos internacionalmente. Sin ferrocarril no podemos hacer eso”.
Estos serían algunos de los impactos esperados de una huelga ferroviaria
Una huelga ferroviaria le costaría a la economía $2 billones por día según un informe emitido a principios de este otoño. También se estima que si el paro se prolonga durante un mes, se perderían alrededor de 700,000 puestos de trabajo.
Los fabricantes de productos químicos y las refinerías serían los primeros afectados, porque los ferrocarriles dejarán de enviar estos materiales aproximadamente una semana antes de la fecha límite de la huelga, con el fin de garantizar que ningún vagón cisterna con líquidos peligrosos quede varado. Eso significa que el cloro del que dependen las plantas de tratamiento de agua para purificar, no se suministraría y por ende no habría agua potable.
Los consumidores también pagarán más por la gasolina si las refinerías cierran, ya sea porque no pueden obtener los ingredientes que necesitan para producir combustible o porque los ferrocarriles no están disponibles para transportar subproductos como el azufre.
Aproximadamente la mitad de todos los sistemas ferroviarios de transporte de pasajeros, dependen de vías que son propiedad de los ferrocarriles de carga, y casi todos los trenes de larga distancia de Amtrak circulan por dicha red.
El público en general tardaría alrededor de una semana en notar la escasez en productos como cereales, mantequilla de maní y cerveza, dijo Tom Madrecki, vicepresidente de la cadena de suministro de Consumer Brands Association. Alrededor del 30% de todos los alimentos envasados en los EE. UU. se transportan por ferrocarril, dijo. Ese porcentaje es mucho mayor para artículos más densos y pesados, como latas de sopa. Madrecki dijo que a las grandes compañías de alimentos no les gusta discutir la amenaza de una huelga ferroviaria porque las preocupaciones sobre la escasez de productos pueden generar compras de pánico.
Cualquier interrupción en el servicio ferroviario podría amenazar la salud de los pollos y los cerdos, que dependen de los trenes para entregar su alimento. La Asociación Nacional de Granos y Piensos dijo que una huelga ferroviaria afectaría más a los productores de carne de cerdo y pollo en el sur de los EE. UU., porque el suministro local de maíz y soya probablemente se agotó y tendrían que enviar el alimento por otras vías, como camiones, lo cual aumentaría dramáticamente los costos.
Jess Dankert, vicepresidente de la cadena de suministro de la Asociación de Líderes de la Industria Minorista, dijo que el inventario de los minoristas está listo para las fiestas, pero la industria está desarrollando planes de contingencia. “No vemos, ya sabes, cancelar la Navidad y ese tipo de narrativa”, dijo Dankert. “Pero creo que veremos la interrupción generalizada de realmente cualquier cosa que se mueva por ferrocarril”.
Los conductores ya están pagando precios récord y, a menudo, esperan meses por vehículos nuevos debido a los problemas de producción en la industria automotriz relacionados con la escasez de chips de computadora en los últimos años. Una huelga empeoraría la situación, porque aproximadamente el 75% de todos los vehículos nuevos comienzan su viaje desde las fábricas hasta los concesionarios en el ferrocarril. Los trenes entregan unos 2,000 vagones al día llenos de vehículos y los fabricantes de automóviles pueden tener dificultades para mantener sus plantas en funcionamiento.
La economía estadounidense enfrente una de las más grandes amenazas del año y el pueblo espera que se concerté una solución antes del próximo 9 de diciembre.