Según la Cámara de Comercio Hispana de los Estados Unidos (USHCC por sus siglas en inglés) las empresas comerciales hispanas son de los principales contribuyentes económicos al Producto Interno Bruto (PIB) de los Estados Unidos. Los latinos inician nuevas empresas tres veces más que el promedio nacional, mientras que las empresas propiedad de latinas están lanzando nuevas empresas cinco veces más rápido que sus contrapartes que no pertenecen a minorías. En 2020, había más de 62 millones de hispanoamericanos en los Estados Unidos, lo que representaba el 18.7 por ciento de la población estadounidense, estas cifras lo convierte en el grupo étnico más grande del país y también el que tiene mayor potencial económico si de consideran las ventajas que supone un nicho con rasgos culturales, idioma y valores comunes los cuales son terreno fértil para el desarrollo de modelos de negocios adaptados a ese mercado.
Colectivamente, las empresas propiedad de latinos que emplean a otros generaron alrededor de $500 mil millones en ingresos y empleó a más de 3.2 millones de personas en 2020, lo que representa alrededor del 4% de Ingresos comerciales y 5.5 % del empleo en EEUU.
Sin embargo, a pesar de ese impulso emprendedor los latinos aun como grupo étnico cultural se encuentra rezagado respecto al total del universo empresarial en los Estados Unidos sobre todo en las grandes corporaciones. Por ejemplo, menos del 2% de todos los directores ejecutivos de las empresas Fortune 500 son hispanos, según la Asociación Hispana de Responsabilidad Corporativa y solo el 4% de los puestos en las juntas directivas de Fortune 1000 estaban ocupados por latinos en 2022. Siendo realistas, aunque aumentar la participación latina en esos grandes conglomerados económicos es una aspiración legítima, en el corto y mediano plazo es estratégicamente razonable dirigir los esfuerzos a fortalecer el tejido de las pequeñas y medianas empresa de gran potencial.
Muchos retos como superar esta barrera de financiación, el dominio del inglés, la falta de formación en técnicas de negocios, el desarrollo de destrezas y capacidades en áreas de alta remuneración y valor agregado así como otros factores muchas veces ignorados como el desconocimiento para participar como contratista del Gobierno Federal son algunas de las múltiples barreras a superar.
Los latinos tienen la tasa más baja de préstamos bancarios y de acceso a instituciones financieras para iniciar sus negocios en si lo contrastamos con otros grupos étnicos: 12 por ciento en comparación con el 17 por ciento de las empresas de empleadores blancos. Según un estudio de Stanford, sólo el 20% de los emprendedores latinos que solicitan préstamos bancarios de más de 100 mil dólares fueron aprobados, comparados con el 50% de los emprendedores blancos. El historial de crédito para negocios cuyos dueños son hispanos es por lo general muy bajo. De acuerdo con las estadísticas en una investigación de USA Today, 45% de los latinos que buscaban financiamiento fueron rechazados debido a un historial de crédito insuficiente. El Gobierno federal ofrece Cómo gestionar y manejar su historial de crédito a través de la página USA GOV en español pero una gran parte de los latinos desconocen estas herramientas y centros de apoyo.
En cuanto a la participación en los contratos gubernamentales solo el cinco por ciento de las empresas registradas para recibir contratos federales son propiedad de hispanos, y el número que realmente recibió adjudicaciones de contratos federales es mucho más bajo aun si tomamos en cuenta que el Gobierno Federal es el mayor consumidor de bienes y servicios del mundo, con un gasto cercano a los 600,000 millones de dólares al año, lo cual es obvio que estamos frente a un escenario de negocios donde los lucrativos contratos corporativos gubernamentales no son aprovechados por los latinos del todo.
En una entrevista realizada al Jerry I. Porras, profesor emérito de comportamiento y cambio organizacional de Lane en la Revista Perspectivas de Stanford Business afirmaba que “Quizás la barrera más grande es la certificación. La mayoría de las empresas propiedad de latinos no están certificadas por las agencias u organizaciones adecuadas y, como resultado, no califican para contratos gubernamentales o corporativos. Un segundo factor es la falta de conocimiento. El empresario latino no está en las redes adecuadas y simplemente no está al tanto de las posibilidades que ofrecen estos contratos. Otro factor es la aversión a todo el papeleo que se necesita para asegurar estos contratos, especialmente los del gobierno.”
Como ejemplo podemos citar la Ley de Empleos y Reducción de Impuestos (“TCJA” por sus siglas en inglés) del 2017 que modificó las deducciones, la depreciación, los gastos, los créditos tributarios y otras partidas tributarias que afectan a las empresas[1] creó las mencionadas “zonas de oportunidad” como una forma de fomentar el desarrollo económico y la creación de empleos en comunidades de bajos ingresos. La forma en que lo hace la zona de oportunidad es incentivando los negocios e inversiones a través de impuestos a las ganancias de capital diferidos y reducidos, con todas las ganancias de capital exención de impuestos si la inversión se mantiene durante 10 años. Las zonas están designadas en estados en el 25% de sus distritos censales de bajos ingresos. Como tal, una comunidad de bajos ingresos no es automáticamente una zona de oportunidad y no todas las zonas de oportunidad están bajo la denominación de comunidades de ingresos moderados lo que supone un esfuerzo adicional y asesoría para poder identificar los lugares potencialmente elegibles para el beneficio de la TCJA.
Se espera una acción más proactiva donde se eduque involucrando a las asociaciones, comunidades y medios de difusión en español a los que tienen acceso los hispanos junto al Gobierno Federal mejorando la comunicación y los mecanismos de información con mensajes de fácil comprensión adaptados a los niveles de escolaridad promedio de los migrantes hispanos que pongan al tanto sobre los diversos programas que brindan las zonas de oportunidad pues a pesar de las intenciones una gran cantidad de dueños de negocios latinos ni siquiera conocen las zonas de oportunidad.
Por otra parte adicionalmente pocos latinos residentes en los Estados Unidos saben que el Gobierno Federal quiere otorgar contratos a las pequeñas empresas siempre que sea posible y cumplan con los requisitos legales y califiquen bajo los términos de los incentivos. Actualmente, asigna el cinco por ciento de todos los dólares de contratación federal a pequeñas empresas desfavorecidas (SDB) para ayudarlas a competir con organizaciones más grandes y establecidas. La administración de Biden se propone aumentar esa participación al 15 por ciento para 2025.
Como forma de establecer igualdad de condiciones para todas las pequeñas empresas, el gobierno a través de la Agencia Federal de Pequeños Negocios de Estados Unidos (SBA, por sus siglas en inglés) entidad creada en 1953 limita la competencia para ciertos contratos a las pequeñas empresas. Esos contratos se denominan “reservados para pequeñas empresas” y ayudan a éstas a competir y ganar contratos federales. Para aprovechar estas oportunidades reiteramos es necesario fomentar la cultura de la formalidad y de capacitación permanente entre los hispanos. Cada año, el gobierno federal concede alrededor del 10% de todos los contratos federales, o aproximadamente $50 mil millones en contratos, a las pequeñas empresas en desventaja. También el caso de las pequeñas empresas, pequeñas cooperativas agrícolas y la mayoría de organizaciones sin fines de lucro privadas localizadas en áreas declaradas de desastre y que hayan sufrido daños económicos sustanciales pueden calificar para un préstamo EIDL. La SBA puede proporcionar hasta $2 millones para ayudar a las empresas a cumplir con sus obligaciones financieras y gastos operativos que podrían haberse cumplido si es que no hubiese sucedido el desastre.
Los hispanos tienen muchas más probabilidades de ser empresarios que la población general de los EE. UU. Más del 12 por ciento de todos los trabajadores inmigrantes hispanos trabajaban para su propio negocio, lo que hace que tengan un 30.6 por ciento más de probabilidades de tener su propio negocio que la población general de EE. UU. Había más de 2.5 millones de empresarios hispanos en los Estados Unidos en 2019. El gran reto de la comunidad hispana es transformar la iniciativa empresarial que actualmente una gran proporción es de subsistencia la cual surge como alternativa a la imposibilidad muchas veces de incursionar en los mercados y el empleo formal a una que realmente constituya nuevas formaciones empresariales capaces de dar el salto hacia los estándares de productividad, generación de ingresos y empleos de calidad que permitan un mejor nivel de vida de todos sus miembros.