El tercer operador inalámbrico más grande de los EEU, T-mobile, reveló que su red fue violada a finales de noviembre de 2022, sin embargo el hecho delictivo se descubrió solo hasta el pasado 5 de enero.
Los datos robados incluyen direcciones, números de teléfono y fechas de nacimiento de los suscriptores, pero no contraseñas, ni identificaciones gubernamentales, tampoco información de cuentas bancarias o tarjetas de crédito.
La Comisión Federal de Comunicaciones de EEUU (FCC) abrió una investigación sobre la violación de datos, informó el jueves el Wall Street Journal, citando a un portavoz de la entidad.
La empresa de telecomunicaciones se pronunció al respecto, diciendo que “Tan pronto como nuestros equipos identificaron el problema, fue solucionado en 24 horas. Nuestros sistemas y políticas impidieron el acceso a los tipos más confidenciales de información de los clientes y, como resultado, las cuentas y las finanzas de nuestros usuarios no están en riesgo directo. Tampoco hay evidencia de que los hackers hayan comprometido o dañado la red o los sistemas de T-Mobile”.
El operador de telecomunicaciones dijo que ha notificado a las agencias policiales y federales. No es la primera vez que esto ocurre, ya que han tenido violaciones de seguridad en el pasado.
En julio del año anterior, T-Mobile acordó pagar $350 millones de dólares a los clientes que presentaron una demanda colectiva después de que la compañía reveló en agosto de 2021, el hurto de datos personales, incluidos números de Seguro Social y también información de la licencia de conducción de casi 80 millones de residentes en EEUU.
Antes de la intrusión de agosto de 2021, fueron identificadas otras infracciones en enero de 2021, noviembre de 2019 y agosto de 2018 en las que se accedió a distintos tipos de información de sus abonados.
“Si bien estas brechas de seguridad cibernética pueden no ser de naturaleza sistémica, su frecuencia de ocurrencia en T-Mobile es un valor atípico alarmante en relación con sus pares de telecomunicaciones”, dijo Neil Mack, analista senior de Moody’s Investors Service.
“Podría tener un impacto negativo en el comportamiento de los clientes, provocar un aumento en la rotación y atraer potencialmente el escrutinio de la FCC y otros reguladores”, agregó.
Las acciones de la compañía con sede en Bellevue, Washington, cayeron un 2% en las operaciones posteriores al cierre.