2022 fue el año en el que ocurrió la peor crisis en la historia de las criptomonedas y la confianza del público se derrumbó a mínimos históricos, y no es para menos ya que FTX, una de las plataformas de intercambio de activos digitales más grande del planeta, entró en quiebra y arrastró a cientos de miles de inversores.
Pero las malas noticias no pararon allí, la moneda insignia del mercado: Bitcoin, perdió el 60% de su valor y el efecto se sintió en todas las demás monedas que en su mayoría tuvieron caídas superiores. Incluso las cripto que se creían “estables”, las “stablecoin” no solo perdieron en algunos casos su paridad con el dólar o euro, sino que colapsaron, como fue el mediático caso de Terra y Luna creadas por el otrora empresario exitoso, Do Kwon, quien ahora es buscado por la Interpol y autoridades de su país.
BlockFi, Celsius Network, Genesis y Voyager Digital, fueron algunas otras firmas importantes que también se declararon en bancarrota durante 2022.
Las monedas tradicionales y las criptomonedas comparten una característica en común y es que ambas dependen de la confianza del mercado para determinar su valor. Ni las criptomonedas, tampoco el dólar, ni el euro y ninguna otra, pueden sobrevivir si no existe el activo intangible más importante: la confianza.
Pero no todo lo malo viene del propio mercado cripto, también factores externos como la guerra en Ucrania, la inflación y los temores de una crisis económica global, jugaron en contra, ya que los inversores en tiempos difíciles son menos propensos al riesgo y por tanto prefieren invertir en activos tradicionales, o aplazar sus decisiones de compra o simplemente ahorrar para sobrellevar momentos de escasez.
El poder adquisitivo se ha reducido como consecuencia de la inflación y la cantidad de fondos disponibles para invertir es ahora menor, ya que parte de ese dinero se tendrá que utilizar para cubrir el aumento de los precios de la canasta básica.
Todo lo anterior significa que actualmente existen menos personas invirtiendo en el mercado cripto, menos operaciones y una reducción del dinamismo que se vivió hasta 2021. Un mercado de capa caída, se traduce en un menor valor y precisamente es lo que ha sucedido: la demanda se ha desacelerado a un ritmo mayor que la oferta y los precios se han ido al piso.
2023 seguramente guarda sorpresas no muy agradables, como la quiebra de nuevas empresas del sector, ya que corren rumores de algunas cripto-compañías con altísimo riesgo de bancarrota, por lo que es muy probable que nuevos colapsos sean noticia durante el primer trimestre.
En teoría económica clásica se habla de “la mano invisible”, la cual de manera “natural”, impulsada por las fuerzas de la oferta y la demanda, se encarga de autorregular al mercado y parece estar obrando en estos momentos. Algunos analistas opinan que quienes queden en pie luego de esta crisis serán los jugadores clave y sobre quienes recaerá la confianza del público.
¿Podrás confiar tú dinero a compañías que sin perder un solo dólar de los clientes, sobrevivieron a la peor crisis de la historia cripto?. Es la pregunta que muchos inversores se harán este año y al responder, lo más probable es que decidan invertir de nuevo.
El segundo semestre de 2023 traerá noticias positivas, además de importantes recuperaciones en el valor de las criptomonedas, y por ello, tal vez sea hora de empezar a comprar, mientras las cotizaciones siguen en mínimos históricos.