La contratación constante y el sólido gasto de los consumidores, ofrecen la evidencia más reciente de que los efectos de la pandemia y las alzas en el tipo de interés realizadas por la Reserva Federal, no han hecho mella a la economía estadounidense que ha sido sorprendentemente resistente a todo tipo de embates.
Los empleadores agregaron 3.1 millones de puestos de trabajo en los últimos 12 meses, incluidos 187,000 en agosto, dijo el viernes el Departamento de Trabajo de los EE. UU.
La tasa de desempleo sigue siendo baja y se ubica en el 3.8%, aunque es ligeramente superior al 3.5% logrado en julio.
Tres factores explican por qué la economía estadounidense sigue desafiando las predicciones de una inminente recesión.
En primer lugar, una fuerza laboral en crecimiento y aumentos de precios más lentos han impulsado este año más contrataciones y el gasto. En segundo lugar, la naturaleza inusual de la pandemia distorsionó los patrones de consumo, provocando escasez de bienes, viviendas y trabajadores. Esto generó una enorme demanda reprimida que ha estallado en la era posterior al covid-19. Y finalmente, en tercer lugar, el gobierno inicialmente llenó de efectivo a la economía y mantuvo las tasas de interés en niveles bajísimos, lo que permitió a las empresas y a los consumidores asegurar costos de endeudamiento más bajos en ese tiempo al tiempo que la Ley de Reducción de la Inflación y la Ley de Chips y Ciencia por valor de $53 mil millones, impulsó aún más el gasto federal y estimuló inversiones adicionales en manufactura.
Nada de esto implica que la economía será resiliente para siempre. La Reserva Federal elevó su tasa de referencia de los fondos federales a un máximo de 22 años en julio, y los funcionarios han mantenido la puerta abierta a nuevos aumentos si la actividad se acelera.
Cuando las empresas tengan que refinanciar sus deudas a tasas más altas y los hogares agoten sus ahorros, la situación podría empezar a complicarse para el sistema económico estadounidense. Las industrias se aferran a los trabajadores y aumentan sus salarios. Los ingresos reales después de impuestos aumentaron un 3.8% en julio respecto al año anterior y han crecido desde enero. Esos avances ayudan a impulsar un sólido gasto de los consumidores, que representa aproximadamente dos tercios de la producción económica estadounidense. “Los ingresos reales son los que mueven el autobús aquí”, dijo Neil Dutta, economista de la firma de investigación Renaissance Macro.
Los empleadores informan que se muestran reacios a despedir a los trabajadores, dado el tiempo y el esfuerzo que llevó contratarlos en los últimos dos años. “Incluso si vamos a tener una recesión leve, creo que muchos empleadores están diciendo que no vale la pena el esfuerzo de despedir gente”, dijo Bernard Baumohl , economista global jefe del Economic Outlook Group. “No quieren quedarse cortos en su planta de personal”.
La recuperación de la pandemia ha sido desigual y ha creado minirecesiones escalonadas en diferentes industrias. Algunos sectores que normalmente son muy sensibles a las tasas de interés no han representado el freno esperado al crecimiento este año. La producción de automóviles no pudo satisfacer la demanda en 2020 y 2021, pero ahora se está poniendo al día, por lo que ha sido menos sensible a tasas más altas.
El aumento del tipo de interés para compra de finca raíz asestó un duro golpe a la asequibilidad de la vivienda, lo que ha mantenido a muchos propietarios congelados. Esto ha beneficiado a los constructores, que enfrentan menos competencia en las reventas y que han aprovechado balances más sólidos para ofrecer precios con descuentos en forma de “recompras” de tasas hipotecarias.
No todos son optimistas. Algunos ejecutivos ven nubarrones a medida que los consumidores de bajos ingresos agotan sus ahorros y enfrentan mayores costos de endeudamiento. Morosidad de tarjetas de crédito en Macy’s, fueron superiores a lo previsto durante el segundo trimestre.
“Simplemente creemos que el cliente está bajo presión” debido a las tasas de interés más altas y al fin del alivio de la deuda estudiantil, dijo el director financiero de Macy’s, Adrian Mitchell .
Los economistas están divididos sobre las perspectivas. Algunos piensan que la inflación ahora está mayoritariamente bajo control y esperan que la FED reduzca las tasas el próximo año, lo que permitirá un “aterrizaje suave”.
A otros les preocupa que la Reserva Federal haya elevado demasiado el tipo de interés o que tenga que subirlas más para aplastar la demanda y reducir la inflación. Una política monetaria restrictiva podría desencadenar una recesión al provocar una fuerte reducción del crédito y caídas en el valor de los activos.
Los economistas del Bank of America recientemente descartaron cualquier pronóstico de una recesión en Estados Unidos durante el próximo año, mientras que Barclays y Citi pospusieron el inicio anticipado de una leve desaceleración hasta la próxima primavera.
La fortaleza de Estados Unidos plantea interrogantes sobre cuánto tiempo puede durar y ser ajena a lo que ocurre en el resto del mundo.
Algunos economistas destacan el papel de la buena suerte de Estados Unidos. “Aparte del conjunto de quiebras de bancos regionales, hemos tenido pocas perturbaciones en los mercados financieros”, señaló Daleep Singh, economista jefe global de PGIM Fixed Income.