Hace cinco años 23andMe era una de las startups más populares del mundo ya que ofrecía un producto innovador: pruebas genéticas disponibles para el público en general. El test prometía al usuario conocer su ascendencia e incluso predisposiciones genéticas de salud. Todo a través de un procedimiento sencillo: una muestra de saliva.
Grandes estrellas como Oprah, Lizzo, Eddie Murphy, entre otros, hicieron eco de esta nueva innovación que parecía iba a revolucionar al mercado de la salud.
La valoración de 23andMe se ha desplomado un 98% desde su máximo y Nasdaq ha amenazado con retirarla de su lista debido a la baja cotización.
La compañía Sequoia, que invirtió $145 millones de dólares en 23andMe, todavía posee todas sus acciones, pero hoy valen $18 millones.
La empresa redujo su plantilla en una cuarta parte el año pasado mediante tres rondas de despidos y la venta de una filial. La empresa aún no ha obtenido beneficios y los fondos disponibles podrían agotarse tan pronto como en 12 meses.
Anne Wojcicki es cofundadora y actual CEO de 23andMe. Esta mujer de 50 años es conocida por su encanto y estilo informal. Esta empresaria afirma que su compañía tiene potencial y seguirá luchando por sacarla adelante, incluso se encuentra recolectando capital fresco, en medio de esta crítica situación.
La visión de Wojcick es transformar 23andMe en un proveedor en el que la información genética de sus clientes es utilizada para desarrollar nuevos medicamentos, ofreciendo atención médica y la venta de informes de salud por suscripción.
El camino es difícil y aún tiene que demostrar que el negocio puede sostenerse por sí solo. En esta larga batalla ha recaudado alrededor de $1,400 millones de dólares, sin embargo, la empresa ha consumido aproximadamente el 80% de ellos.
Para agravar aún más la situación actual, 23andMe sufrió una filtración de datos este otoño que puso en riesgo información no genética de 6.9 millones de clientes.
Con las acciones de 23andMe cotizando a sólo 74 centavos, es probable que la compañía no pueda recaudar dinero vendiendo más acciones. Por otra parte, los programas de medicamentos en etapa inicial de la compañía son tan caros que ha buscado socios inversores pero hasta ahora sin éxito.
El objeto principal del negocio de pruebas de ADN de 23andMe se enfrenta a dos grandes desafíos. “Los clientes solo necesitan realizar la prueba una vez, y pocos de los que la realizan obtienen resultados de salud que alteren sus vidas” según afirmó un analista del medio estadounidense The Wall Street Journal.
La apuesta más grande de 23andMe es desarrollar medicamentos utilizando la reserva de propia de más de 10 millones de muestras de ADN, que han acordado con sus clientes pueden usarse para investigación. Sacar nuevos medicamentos al mercado se sabe que es bastante costoso y puede tardar varios años.
En 2021, la empresa salió a bolsa durante el auge de las SPAC, una época en la que cientos de empresas arriesgadas que hacían proyecciones audaces vendieron acciones de alto precio a los inversores. La empresa de adquisiciones con fines especiales que trabajó con 23andMe estaba respaldada por Richard Branson.
23andMe aceleró el desarrollo de medicamentos, dividiendo costos y ganancias futuras en un acuerdo con el gigante farmacéutico GSK, para terapias descubiertas dentro de la base de datos de 23andMe.
Para 2022, el esfuerzo de desarrollo de fármacos creció hasta convertirse en un área con 150 personas en el sur de San Francisco para llevar adelante la investigación, luego de que terminara el acuerdo con GSK para compartir costos.
Wojcicki dijo que suponía que podría recaudar capital adicional para apoyar su esfuerzo de desarrollo, sin embargo, las tasas de interés eran altas y las acciones de las pequeñas compañías farmacéuticas caían en picado. Al no poder recaudar dinero, Wojcicki eliminó a la mitad del equipo de desarrollo el verano pasado.
Para crear un flujo de ingresos recurrente a partir de las pruebas, Wojcicki ha recurrido a las suscripciones. 23andMe+ ofrece informes de salud personalizados, consejos de estilo de vida y nuevas funciones, por un precio inicial de $229, con renovaciones anuales de $69.
Cuando la compañía reveló por última vez el número de suscriptores hace un año y tenía 640,000 clientes, la mitad del número que había proyectado para esa época.
En noviembre pasado, 23andMe lanzó un producto de suscripción aún más ambicioso. Este incluye una prueba genética de grado clínico más completa, así como análisis de sangre estándar y citas con los médicos de 23andMe. Cuesta $1,188 al año, facturado por adelantado sin cobertura de seguro.
Por ahora el camino es incierto y los retos son abrumadores. La persistencia y simpatía de su CEO, aunque llena de positivismo y esperanza a sus inversores y clientes, podría ser insuficiente para sacar a flote este gigantesco buque que por ahora solo se hunde. Entre líneas también hay una lectura algo aterradora, y es que este caso empresarial tiene semejanzas con otros que terminaron muy mal.