En una entrevista con el Financial Times publicada el domingo, Tim Clark, presidente de Emirates, afirmó que había visto una “disminución progresiva” en los estándares de Boeing, que atribuyó a errores de gestión y gobernanza en los que la compañía ha decidido priorizar las ganancias sobre la excelencia.
“Tienen que revisar sus procesos de fabricación para que no haya que tomar atajos. Estoy seguro de que Dave Calhoun y Stan Deal están en eso”, manifestó Clark, refiriéndose al director ejecutivo y al jefe de la división de aviones comerciales de Boeing.
Luego dirigió una certera advertencia: “Esta es la última oportunidad”.
Esas palabras se constituyen en una de las más fuertes declaraciones de ejecutivos de aerolíneas, y además, podría tener enormes repercusiones económicas sobre el fabricante estadounidense, ya que Emirates es una de las compañías aéreas más importantes del planeta y uno de sus principales clientes.
Para empeorar las cosas, Emirates no es la primera aerolínea en manifestar su descontento ante los problemas del 737 MAX. En una entrevista a la CNBC el mes pasado, el director ejecutivo de United, Scott Kirby, lamentó los “consistentes desafíos de producción” de Boeing.
“Creo que la puesta a tierra del Max 9 es probablemente la gota que colmó el vaso para nosotros”, afirmó. “Vamos a construir un plan que no incluya el Max 10”, añadió, refiriéndose al modelo 737 más nuevo y más grande de Boeing.
Los directores ejecutivos de American y Alaska también han expresado su frustración ante los recientes fallos del modelo 737 MAX.