Boeing ha anunciado su decisión de recomprar Spirit AeroSystems, su principal proveedor de fuselajes, en un acuerdo destinado a fortalecer el control de calidad y mejorar la seguridad tras incidentes recientes.
La transacción está valorada en $4,700 millones de dólares y en $8,300 millones de dólares incluyendo la deuda de Spirit.
Esta operación refleja la urgencia de Boeing por integrar completamente las operaciones del fabricante después de décadas de una relación comercial estrecha. Este movimiento estratégico llega después de un incidente crítico en el que un panel del fuselaje de un Boeing 737 Max 9 de Alaska Airlines explotó, desencadenando nuevas preocupaciones sobre la seguridad y calidad de los productos de Boeing.
La adquisición también responde a la necesidad de Boeing de alinear completamente sus sistemas de producción con los de Spirit, una medida crucial bajo el liderazgo del CEO saliente, Dave Calhoun. Calhoun, quien dejará su cargo a finales de año, ha destacado que esta integración no solo fortalecerá la calidad del producto final, sino que también reafirmará el compromiso de Boeing de ser un líder global en la industria aeroespacial.
Por otro lado, Airbus también ha sido un factor en este acuerdo, ya que Spirit no solo fabrica partes para Boeing, sino también para el principal rival de la compañía estadounidense. El acuerdo incluye la venta de operaciones específicas del proveedor dedicadas a Airbus, lo que subraya la complejidad y el alcance global de las operaciones del fabricante en la industria aeronáutica.
La integración de Spirit podría marcar un punto de inflexión crucial para Boeing, que enfrenta no solo desafíos operativos y de calidad, sino también presiones financieras significativas debido a retrasos en las entregas y problemas de cumplimiento normativo.
Este movimiento busca restaurar la confianza del mercado y garantizar que Boeing pueda cumplir con las expectativas regulatorias y de seguridad en un entorno cada vez más escrutado por los reguladores y el público.