El gobierno federal ha implementado medidas estrictas para asegurar el cumplimiento de las obligaciones tributarias, llegando al punto de revocar o negar la emisión de pasaportes a quienes tienen deudas fiscales significativas.
Este tipo de sanciones ha cobrado mayor relevancia en los últimos años, y aunque su aplicación no es nueva, se ha intensificado como un recurso de último momento para presionar a los deudores a cumplir con sus obligaciones.
La normativa establece que una deuda tributaria es considerada “gravemente morosa” cuando supera los $62,000 dólares, incluyendo multas e intereses, y no ha sido atendida por el contribuyente.
Una vez que el IRS certifica la existencia de una deuda fiscal, informa al Departamento de Estado, el cual puede restringir la emisión de nuevos pasaportes o incluso revocar los ya existentes. Esta medida, activa desde 2018, se ha utilizado principalmente para hacer frente a situaciones en las que otros métodos de cobro han fallado.
El impacto de esta medida puede ser severo, especialmente para aquellos que necesitan viajar por negocios o residen en el extranjero. En muchos casos, los contribuyentes descubren que su pasaporte ha sido revocado cuando intentan salir del país, lo que puede derivar en una situación de urgencia para resolver su deuda.
Ejemplos como el de un ciudadano que se enteró en el aeropuerto que no podía viajar a México para la graduación de su hijo ilustran cómo esta medida puede ser efectiva para obligar a las personas a regularizar su situación con el IRS.
Aunque la revocación de pasaportes es un “último recurso,” según expertos como Troy Lewis, también es una herramienta constitucionalmente validada por los tribunales. Casos recientes han confirmado que el gobierno tiene la autoridad para tomar esta acción, subrayando la seriedad con la que se trata el incumplimiento tributario.
Los contribuyentes afectados tienen algunas opciones para evitar la revocación, como establecer planes de pago o llegar a un acuerdo con el IRS. Sin embargo, la falta de comunicación o errores en la dirección registrada pueden hacer que la notificación no llegue a tiempo, dejando a algunos sorprendidos en el momento menos esperado.