Una histórica huelga de trabajadores portuarios en los puertos de la costa este y del golfo de EE. UU. ha comenzado, y su impacto en la economía y las cadenas de suministro globales podría ser significativo.
El paro laboral, que afecta a puertos desde Maine hasta Texas, surge por un desacuerdo en torno a salarios y automatización, siendo la primera vez en 50 años que el sindicato International Longshoremen’s Association (ILA), con 45,000 miembros, toma esta medida.
El conflicto comenzó tras el fracaso de las negociaciones con la United States Maritime Alliance (USMX), y ya se advierten consecuencias potenciales. Si la huelga se prolonga, industrias como la farmacéutica, automotriz y manufacturera podrían enfrentar serias interrupciones. Según Lisa DeNight, de Newmark, una huelga prolongada podría tener repercusiones globales.
Factores como la crisis del Mar Rojo y la sequía del Canal de Panamá ya han afectado las cadenas de suministro oceánicas este año. Peter Sand, analista de Xeneta, señala que con más del 40% de las importaciones estadounidenses pasando por los puertos del este y golfo, la situación es crítica.
Se prevén retrasos en los buques y en la llegada de mercancías de Europa, Asia y el Mediterráneo, lo que afectaría especialmente productos perecederos. Empresas como Maersk ya han advertido que incluso una semana de huelga podría causar meses de recuperación.
Aunque algunos, como Bradley Saunders de Capital Economics, confían en que el presidente Joe Biden intervendrá antes de las elecciones de noviembre para mitigar el impacto, el efecto en las cadenas de suministro podría ser considerable si la huelga se extiende.