El gobierno de Irlanda ha revelado sus planes para utilizar los €13,000 millones ($14,400 millones) en impuestos atrasados que Apple debe pagar, tras una prolongada disputa legal. A pesar de haber luchado durante años por evitar este pago, el ministro de Finanzas, Jack Chambers, destacó en un discurso preelectoral que este ingreso extraordinario tiene el potencial de transformar la infraestructura del país.
Chambers subrayó la importancia de destinar estos fondos a sectores clave como vivienda, energía, agua y transporte, para asegurar el desarrollo a largo plazo de Irlanda. Enfatizó que el gobierno no usará este dinero para gastos corrientes ni para reducir la base impositiva, asegurando que el enfoque será sostenible y responsable. “Es imperativo que estos ingresos se inviertan en áreas que enfrentarán grandes desafíos en el futuro”, afirmó Chambers.
El fallo que obliga a Apple a pagar estos impuestos fue emitido por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) hace tres semanas. La sentencia ratificó una decisión de 2016 de la Comisión Europea, que consideraba que Irlanda había otorgado a la empresa estadounidense un trato fiscal favorable e ilegal. El fallo fue visto como una victoria para la justicia fiscal en Europa, aunque tanto Apple como el gobierno irlandés se mostraron decepcionados con el resultado.
Irlanda ha sido criticada por mantener una de las tasas de impuestos corporativos más bajas en la Unión Europea, lo que atrajo a numerosas multinacionales, incluidas gigantes tecnológicas como Apple. El pequeño país temía que el fallo afectara su capacidad para atraer inversiones, pero ahora busca convertir este revés en una oportunidad de crecimiento.
Gracias a los ingresos fiscales derivados de esta decisión, el gobierno prevé alcanzar un superávit presupuestario significativo este año. La Cámara de Dublín, que representa a más de 1,000 empresas, respaldó la decisión de destinar estos fondos a proyectos de infraestructura esenciales, como la mejora de las redes de agua y energía.
Este capital, según expertos, será fundamental para garantizar el crecimiento sostenible de Irlanda en los próximos años, ya que permitirá modernizar sectores clave para el bienestar de sus ciudadanos y la competitividad del país a nivel global.