A pesar de la reducción de la inflación en EE.UU. tras los picos de la pandemia, gran parte de los estadounidenses siguen reportando vivir de cheque en cheque, revela un nuevo estudio de Bank of America.
Esto afecta a familias tanto de ingresos menores a $50,000 como a las que ganan más de $150,000 anuales. Aunque la percepción de cuán ajustado es el presupuesto varía, un análisis basado en los gastos necesarios como alimentos, servicios y transporte indica que un 26% de los hogares tiene dificultades para cubrir sus necesidades básicas con sus ingresos.
La proporción de estadounidenses viviendo de sueldo a sueldo ha aumentado desde 2019, afectando incluso a hogares de altos ingresos. Mientras un 35% de los hogares con ingresos bajos se encuentra en esta situación, también un 20% de quienes ganan más de $150,000 enfrenta limitaciones financieras.
Estos hallazgos coinciden con un sentimiento de inseguridad económica, a pesar de que la economía ha evitado la recesión.
El aumento en los salarios, aunque significativo, no ha sido suficiente para mitigar los costos de productos básicos, señaló David Tinsley, economista del Bank of America Institute.
El Departamento de Trabajo mostró un aumento salarial anual del 4% en septiembre, pero factores como las altas tasas de interés incrementan el costo de crédito y bienes duraderos, complicando las finanzas de los estadounidenses.
Frente a estos desafíos, los expertos sugieren medidas para aumentar la flexibilidad financiera, como priorizar el pago de deudas y automatizar el ahorro para emergencias. Nick Roth, de Foster & Motley, recomienda también maximizar los aportes antes de impuestos, permitiendo que los contribuyentes liberen efectivo mientras ahorran a largo plazo para la jubilación.
Para muchos, el “sueño americano” de una vida de estabilidad y progreso económico es ahora más difícil de alcanzar, ya que el costo de vida demanda ingresos significativamente mayores que hace 20 años.