En una reciente audiencia en el Congreso de los Estados Unidos, realizada el pasado 13 de noviembre, exfuncionarios gubernamentales y militares afirmaron que los estadounidenses merecen transparencia sobre la existencia de fenómenos anómalos no identificados (UAP, por sus siglas en inglés), comúnmente conocidos como OVNIs.
Según el contralmirante retirado Tim Gallaudet, quien asegura haber visto un video de un objeto volador inexplicable en 2015 durante ejercicios navales, el fenómeno requiere una investigación seria y abierta. “No debemos hacer la vista gorda, sino enfrentar con valentía esta nueva realidad y aprender de ella”, afirmó.
La audiencia forma parte de los esfuerzos del Congreso para abordar los UAP y su impacto en la seguridad nacional.
Luis Elizondo, exfuncionario del Departamento de Defensa, testificó que EE.UU. y otros países poseen tecnología UAP, la cual mantienen en secreto. Según Elizondo, algunos de estos objetos superan las capacidades conocidas y monitorean áreas militares sensibles. Asimismo, afirmó que algunos miembros del gobierno buscan desacreditar a quienes hablan sobre el tema.
“Quiero ser claro: los UAP son reales”, dijo Elizondo, quien agregó que gran parte del trabajo de su gobierno aún está clasificado. “Tecnologías avanzadas que no son creadas por nuestro gobierno, ni por ningún otro gobierno, están monitoreando instalaciones militares sensibles en todo el mundo”.
El Pentágono, sin embargo, ha negado que estos objetos sean de origen extraterrestre, atribuyéndolos a drones, cohetes o aves, y señaló que la falta de información obstaculiza la identificación precisa. La audiencia refleja el creciente interés en investigar y divulgar la realidad detrás de estos fenómenos, mientras que el gobierno promete más transparencia en los reportes futuros.
Se ha conocido por diversas fuentes y filtraciones, que existe un “presupuesto negro” de Estados Unidos, en el que se han asignado fondos a programas gubernamentales clasificados, principalmente en áreas de defensa e inteligencia. Aunque las cifras exactas suelen ser confidenciales, se estima que en 2013 el presupuesto negro ascendió a $52,600 millones de dólares, según documentos filtrados por Edward Snowden. Este monto representaba aproximadamente el 7% del presupuesto militar total de ese año.
En 2018, se informó que la administración Trump solicitó $81,100 millones de dólares para el presupuesto negro de 2019, lo que indica un incremento significativo en comparación con años anteriores. Estos fondos se destinan a proyectos de investigación militar avanzada, operaciones encubiertas y actividades de inteligencia que el gobierno considera esenciales para la seguridad nacional.
Por otra parte, de manera pública y abierta el gobierno de Estados Unidos ha destinado fondos relativamente modestos para la investigación de Fenómenos Aéreos No Identificados (UAP, por sus siglas en inglés), conocidos popularmente como OVNIs. Entre 2007 y 2012, el Departamento de Defensa operó el Programa Avanzado de Identificación de Amenazas Aeroespaciales (AATIP), con un presupuesto de $22 millones en cinco años. Este programa fue diseñado para estudiar incidentes aéreos inexplicables reportados por el personal militar.
En 2020, el Pentágono reconoció la existencia de la Fuerza de Tarea de Fenómenos Aéreos No Identificados (UAPTF), que reemplazó al AATIP. Aunque no se ha hecho público el presupuesto específico para la UAPTF, se entiende que es una operación de pequeña escala dentro de la Oficina de Inteligencia Naval.
En 2022, el Departamento de Defensa estableció la Oficina de Resolución de Anomalías en Todos los Dominios (AARO) para profundizar la investigación de los UAP. Aunque no se conocen detalles exactos de su presupuesto, AARO forma parte del presupuesto de defensa general, el cual distribuye recursos para actividades de inteligencia y vigilancia.
La audiencia de ayer es la continuación de la realizada en 2023, también en el Congreso de Estados Unidos, en la cual varios exfuncionarios y pilotos declararon bajo juramento. Uno de los testimonios más impactantes fue el de David Grusch, exoficial de inteligencia, quien afirmó que el gobierno posee evidencia de naves no humanas y ha ocultado información durante décadas. Grusch incluso sugirió que había “biológicos no humanos” asociados a estas naves. Además, pilotos militares, como Ryan Graves, hablaron de encuentros regulares con ovnis, que describieron como una amenaza potencial para la seguridad nacional.
Latinoamérica no se ha quedado atrás, y en septiembre de ese mismo año, el Congreso de México realizó una audiencia histórica sobre fenómenos anómalos no identificados, dirigida por el periodista e investigador Jaime Maussan, conocido por su activismo en el estudio de OVNIs. Durante la sesión, Maussan presentó supuestos restos momificados de seres no humanos encontrados en Perú, generando gran controversia y debate. Este evento, promovido por legisladores interesados en la transparencia y la investigación científica de estos fenómenos, buscó generar conciencia sobre la importancia de estudiar el tema y aumentar la colaboración entre países. La audiencia atrajo la atención mediática internacional, pero también suscitó escepticismo en la comunidad científica y a hoy las investigaciones siguen en desarrollo.