La Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras de EE. UU. (NHTSA, por sus siglas en inglés) ha impuesto una multa de $165 millones a Ford Motor Co., por no haber retirado oportunamente del mercado más de 600,000 vehículos equipados con cámaras traseras defectuosas.
Esta sanción representa la segunda más alta en la historia de la NHTSA y forma parte de una orden de consentimiento que exige a Ford revisar los retiros emitidos en los últimos tres años para garantizar su cumplimiento y efectividad.
El fallo se deriva de una investigación de varios años sobre fallas en las cámaras de visión trasera, que resultaron ser propensas a defectos eléctricos que las hacían fallar de manera intermitente. Aunque no se reportaron lesiones relacionadas con estos fallos, la agencia registró 15 quejas sobre el problema. Ford, aunque no estuvo de acuerdo con todas las conclusiones de la NHTSA, aceptó la orden de consentimiento para resolver el tema.
Este incidente supone otro golpe para Ford, que ha intentado mejorar la calidad de sus vehículos y reducir los problemas de garantía. El director ejecutivo de la compañía, Jim Farley, quien asumió el cargo en 2020, ha señalado en diversas ocasiones que la calidad es una de las prioridades para la empresa, debido a los costos que estos problemas representan y su impacto en la rentabilidad.
De acuerdo con datos de la NHTSA, Ford ha sido uno de los fabricantes con más retiros en los últimos años, con un total de 58 en lo que va de 2024, abarcando 4.2 millones de vehículos. En el caso del retiro de las cámaras traseras, la empresa emitió un aviso en 2020 para modelos de Explorer, F-150 y Transit, ampliando el retiro en 2022 y nuevamente en 2024.
La multa incluye un pago inicial de $65 millones y otros $55 millones diferidos. Ford destinará $45 millones adicionales para mejorar sus tecnologías de seguridad y pruebas de calidad, con la intención de evitar problemas similares en el futuro.