Ford ha anunciado un drástico recorte de su plantilla en Europa, eliminando alrededor de 4,000 puestos de trabajo, lo que equivale al 14% de su fuerza laboral en la región.
La decisión responde a pérdidas significativas acumuladas en los últimos años, exacerbadas por la baja demanda de vehículos eléctricos, la limitada inversión gubernamental en la transición hacia energías limpias y una creciente competencia, particularmente de fabricantes chinos.
Estos recortes afectarán principalmente a Alemania y Reino Unido, marcando un impacto significativo en la economía alemana, que es un motor clave de la industria automotriz europea. El país enfrenta ya una presión considerable, con empresas como Volkswagen evaluando cierres de fábricas y reducciones salariales para mantenerse competitivas frente a los retos globales.
A nivel mundial, los despidos representan un 2.3% de la fuerza laboral total de Ford, que cuenta con 174,000 empleados. Sin embargo, el impacto será más agudo en Europa, donde los fabricantes tradicionales como Nissan, Stellantis y General Motors también están adoptando medidas similares para enfrentar la feroz competencia de sus pares asiáticos y lidiar con la transición hacia los vehículos eléctricos.
Además, las tensiones políticas y comerciales con China, sumadas a la incertidumbre tras la victoria electoral de Donald Trump en Estados Unidos, agravan las dificultades para las empresas automotrices que operan en el continente.
Ford, que había estado apostando por los vehículos eléctricos como un pilar de su estrategia futura, enfrenta el reto de desarrollar tecnologías asequibles para los consumidores, quienes aún ven los autos eléctricos como una opción costosa y poco accesible. Estos recortes subrayan la urgencia de adaptarse en un mercado automotriz global cada vez más competitivo.