El viernes 13 de diciembre en horas de la noche, un dron detectado en el Aeropuerto Internacional Stewart, a unos 100 kilómetros de Nueva York, obligó al cierre temporal de sus pistas durante una hora. Este incidente desató nuevas críticas de la gobernadora Kathy Hochul.
“Esto ha ido demasiado lejos”, dijo la mandataria en una escueta declaración el sábado, en la que señaló que la pista de la instalación del condado de Orange estuvo cerrada durante una hora debido a la aeronave no identificada.
Hochul expresó su frustración por esta serie de avistamientos, que han ocurrido desde mediados de noviembre, y pidió apoyo federal para enfrentar el problema. Además solicitó la aprobación de la Ley de Seguridad, Protección y Reautorización de la Autoridad Contra los UAS, lo que otorgaría mayores facultades a las fuerzas locales y estatales para investigar estas actividades.
El aeropuerto Stewart presta servicio a vuelos comerciales y militares y está adyacente a una base de la Guardia Nacional Aérea de Nueva York.
¿Qué dicen el FBI y la Casa Blanca?
Funcionarios del FBI y del Departamento de Seguridad Nacional revelaron que, de casi 5,000 informes recibidos, menos de 100 son considerados creíbles. Sin embargo, confirmaron que algunos avistamientos han sido reales y que, en otras ocasiones, los artefactos han sido confundidos con aeronaves tripuladas.
El portavoz de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Kirby, dijo el jueves 12 de diciembre que “no hemos podido corroborar ninguno de los avistamientos visuales reportados” y que muchos de los drones son aeronaves tripuladas que operan legalmente.
¿100 casos creíbles no son suficientes?
El FBI parece estar cada vez más lejos de la simpatía de la ciudadanía en New Jersey, ya que no ha tomado acciones concretas ante los graves riesgos para la aviación y la seguridad ciudadana que representa el hecho de que existan al menos 100 casos “creíbles” de drones sobrevolando impunemente sobre los hogares, instalaciones militares y hasta aeropuertos, sin que el FBI siquiera haya logrado identificar su procedencia.
Como si fuera poco, los portavoces de la agencia ridiculizan la situación al decir que casi todos los avistamientos son simples confusiones.
¿Es acaso la pobre respuesta del FBI una clara evidencia de la incompetencia de la principal agencia de investigación estadounidense ante una amenaza aérea? ¿Quién anticipará el riesgo de que a suelo estadounidense llegue un ataque con misiles hipersónicos rusos?