El presidente Donald Trump protagonizó un momento inusual durante su retorno a la Casa Blanca, cuando fue cuestionado sobre si el expresidente Joe Biden había dejado una carta en el tradicional escritorio de la Oficina Oval. Aunque inicialmente pareció desconocer la existencia de la carta, su reacción espontánea y el desarrollo del momento captaron la atención de los medios.
En un breve intercambio, Trump sugirió que las cartas presidenciales suelen ser dejadas en el escritorio como parte del protocolo, pero admitió no estar seguro de haber encontrado la de su predecesor. Al recibir una carta inesperada, comentó con humor: “Tal vez deberíamos leerla juntos… aunque primero la leeré yo y decidiré después”. Este gesto, aunque ligero, resaltó la importancia simbólica de la transición del poder y la tradición entre mandatarios.
El episodio recuerda el legado de estas cartas, que suelen incluir mensajes reflexivos, consejos o palabras de apoyo entre presidentes entrantes y salientes. Trump también reveló que, durante su primer mandato, dejó una nota similar para su sucesor, manteniendo esta costumbre no oficial que data de décadas.
Este detalle aparentemente menor añade una perspectiva más personal a la dinámica de las transiciones de poder, en un contexto donde las relaciones políticas suelen estar marcadas por la confrontación.