El presidente Donald Trump ha anunciado que impondrá aranceles del 25% a las importaciones de Canadá y México a partir del 1 de febrero, citando como razones el déficit comercial y el tráfico de fentanilo. La medida ha generado incertidumbre económica y volatilidad en los mercados financieros.
Los futuros del petróleo West Texas Intermediate superaron los $73 por barril tras el anuncio, mientras que el dólar estadounidense recuperó terreno. En contraste, el dólar canadiense y el peso mexicano sufrieron fuertes caídas. La medida amenaza con desestabilizar las relaciones comerciales entre estos tres países, poniendo en riesgo industrias clave como la automotriz y la energética.
Canadá y México han manifestado su intención de responder con medidas equivalentes. La embajadora canadiense en EE.UU., Kirsten Hillman, advirtió que su país tomará represalias si los aranceles entran en vigor. “No queremos una guerra comercial, pero protegeremos nuestra economía”, afirmó. Por su parte, la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, ha intentado negociar con Trump para evitar una escalada comercial.
El comercio entre EE.UU. y sus dos vecinos ha sido fundamental para la estabilidad económica de la región. En los primeros 11 meses de 2024, el intercambio con Canadá alcanzó los $699,000 millones, mientras que con México sumó $776,000 millones. Un arancel del 25% podría afectar significativamente estos flujos comerciales.
La industria automotriz ya ha sentido el impacto del anuncio. Las acciones de Ford y General Motors cayeron inmediatamente tras la noticia, reflejando la preocupación por el aumento en los costos de producción. Matthew Holmes, vicepresidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Canadá, señaló: “Estos aranceles encarecerán bienes esenciales y perjudicarán tanto a consumidores como a empresas”.
Trump también ha amenazado con aranceles a China por el tráfico de fentanilo y ha ordenado una revisión del acuerdo comercial previo. Además, considera imponer gravámenes adicionales sobre productos farmacéuticos, semiconductores, acero y aluminio, lo que podría generar un efecto dominó en la economía global.
El presidente defiende su política arancelaria como una estrategia para revitalizar la manufactura nacional. Sin embargo, los expertos advierten que estas medidas podrían alterar las cadenas de suministro y elevar los costos de producción. Trump ha propuesto reducir la tasa corporativa al 15% para las empresas que fabriquen en EE.UU., buscando contrarrestar los efectos negativos de los aranceles.
A medida que la fecha de implementación se acerca, el mundo observa con cautela el desarrollo de esta política comercial que podría redefinir las relaciones económicas entre EE.UU., Canadá y México.