El llamado “impulso de Trump” en Wall Street ha llegado a su fin. El S&P 500, que había registrado un sólido repunte tras la reelección del expresidente, ha perdido todas sus ganancias y cerró el martes en 5.778,15, por debajo de los 5.782,76 puntos del día de las elecciones, el 5 de noviembre.
Los inversionistas inicialmente celebraron la victoria de Trump, impulsando el S&P 500 un 2.53% el 6 de noviembre con la expectativa de desregulación y recortes fiscales. En su punto más alto, el índice alcanzó los 6.144,15 puntos el 19 de febrero, con una ganancia acumulada del 6.25%. Sin embargo, la euforia se evaporó cuando Trump materializó su amenaza arancelaria, desencadenando una guerra comercial.
Este año, el S&P 500 ha caído un 1,8%, mientras que el Nasdaq Composite se acerca a una corrección del 10%. Los sectores que se esperaban beneficiados por la administración de Trump han sufrido: el fondo SPDR del Sector Industrial Selecto (XLI) ha caído un 3.2%, el fondo Energy Select Sector SPDR (XLE) perdió un 3.5%, y el índice Russell 2000 de pequeña capitalización, que subió un 5,84% tras las elecciones, ahora acumula una caída del 8%.
El martes, los aranceles de EE.UU. contra México, Canadá y China entraron en vigor. Canadá y China ya anunciaron represalias, mientras que la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, advirtió que su país responderá este fin de semana. Mientras tanto, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, calificó la justificación de Trump sobre el fentanilo como “totalmente falsa”.
¿Podrá Trump recuperar el rumbo?
La lluvia de cambios agresivos implementados por el presidente Trump, provocó una inmediata reacción bursátil al alza, lo cual es típico en una economía especulativa. La euforia, que es un sentimiento humano, se ve reflejada también en las inversiones.
El mercado capitalista reacciona de la misma manera sin importar el personaje político. El gobierno Trump no es inmune al comportamiento económico que caracteriza al sistema actual donde todo lo que sube rápidamente por cuenta de la especulación, generalmente vuelve a caer casi con la misma velocidad, sin embargo, el retorno a la estabilidad y el crecimiento sostenido dependerá de las medidas económicas que implemente la nueva administración republicana.
Trump necesita restablecer la confianza en los mercados. Una estrategia clave sería moderar su postura en la guerra comercial y negociar acuerdos que reduzcan la incertidumbre para los inversionistas. Si bien su política de aranceles busca fortalecer la industria local, el impacto en los mercados ha sido negativo al menos por ahora. Implementar incentivos fiscales para empresas afectadas y fomentar la inversión en sectores estratégicos como tecnología y manufactura podrían impulsar el crecimiento a mediano plazo.
Otra vía sería centrarse en estabilidad financiera y fortalecer el consumo interno. Una reducción de impuestos a la clase media estimularía el gasto, mientras que incentivos a las pequeñas y medianas empresas podrían generar empleo. Además, mejorar las relaciones con socios comerciales clave evitaría represalias que afecten exportaciones y reduzcan la competitividad de EE.UU.
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