La calma en los mercados no ha llegado y muchos ven cercano un “lunes negro” como el ocurrido el 19 de octubre de 1987. Apenas comenzó a correr la noticia de la debacle bursátil, el mundo cripto reaccionó y los inversionistas entraron en modo emergencia. Algunos intentaron resistir, otros simplemente corrieron a vender. El caos estaba servido.
Bitcoin cayó por debajo de los $77,000, una cifra impensable hace tan solo días cuando rozaba los $85.000. En concreto, su precio se hundió un 4% hasta los $76,221, según Coin Metrics. Este nuevo golpe lo deja casi 30% por debajo de su máximo histórico alcanzado en enero, desatando temores de que la tendencia bajista no haya terminado.
Ether y Solana tampoco se salvaron, cayendo 8% y 6%, respectivamente.
La causa principal: los nuevos aranceles globales impuestos por el presidente Donald Trump, que provocaron un derrumbe generalizado en los mercados financieros. El impacto fue tan fuerte que en solo dos sesiones bursátiles el mundo perdió $7.46 billones en valor de mercado. De esa cifra, $5.87 billones corresponden únicamente a Estados Unidos.
Bitcoin, que había resistido con firmeza la semana pasada, esta vez no logró escapar. Las liquidaciones de posiciones largas superaron los $411 millones en solo 24 horas. Ether también sufrió con $349 millones en liquidaciones. El miedo a una recesión global hizo que los inversionistas abandonaran activos de riesgo durante el fin de semana, dejando a las criptomonedas a la deriva.
“Hay mucho ruido en este momento”, advirtió Geoff Kendrick, de Standard Chartered. Aun así, se muestra optimista: “El aislacionismo estadounidense equivale a un mayor riesgo de mantener moneda fiduciaria, lo que en última instancia beneficiará a Bitcoin”. Por ahora, el mercado no comparte ese entusiasmo.
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