La tensión ya se sentía en los mercados. Las declaraciones, los plazos y las advertencias habían elevado la temperatura. Pero ahora, es oficial: Estados Unidos impone un arancel histórico del 104% a todas las importaciones procedentes de China. La guerra comercial no solo ha regresado, ha mutado en una batalla sin precedentes.
Histórico anuncio y una promesa cumplida
El reloj marcó las 12:01 a.m. y con ello, comenzó oficialmente una guerra comercial que podría sacudir la economía mundial. Y esta vez, nadie sabe hasta dónde llegará: ¿Habrá un ganador o únicamente perdedores?. La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó que la medida entrará en vigor al mediodía del 9 de abril, luego de que China se negara a eliminar sus aranceles de represalia del 34%.
La advertencia había sido clara: “Si China no retira su aumento del 34% por encima de sus abusos comerciales a largo plazo, EE.UU. impondrá aranceles adicionales del 50%”. Pekín no cedió, y Trump cumplió. La suma del arancel original del 20%, el nuevo del 34% y el añadido del 50% deja a las importaciones chinas con una carga del 104%.
China reacciona de inmediato
La respuesta china no tardó. Lin Jian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, condenó lo que llamó una política de “intimidación, amenaza y chantaje”. Aseguró que el país asiático “no se acobardará” y advirtió que habrá medidas “firmes y contundentes”. Según Trump, la medida no tendrá efectos inflacionarios y culpó a China de “desplomar sus propios mercados”.
Consecuencias de los nuevos aranceles
La imposición de aranceles del 104% a China por parte de Estados Unidos intensificará la guerra comercial, encareciendo los productos chinos para los consumidores estadounidenses y afectando cadenas de suministro clave.
China reducirá su competitividad en el mercado norteamericano y podría desacelerar sus exportaciones. Ambos países enfrentarán presiones inflacionarias, deterioro en la confianza de los mercados y posibles represalias adicionales. Esta medida amenaza con debilitar el crecimiento económico global y agravar la fragmentación del comercio internacional, afectando a terceros países integrados en estas cadenas de valor.
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