Un anuncio inesperado, una cita desafiante en redes sociales y una demanda federal que podría reescribir las reglas del comercio en Estados Unidos. Así comenzó el último y más ruidoso enfrentamiento entre el estado dorado y el expresidente Donald Trump.
Este miércoles, California se convirtió en el primer estado en demandar a la administración Trump por su política arancelaria. La querella, presentada en el Tribunal del Distrito Norte de California, busca frenar lo que el gobernador Gavin Newsom llamó “la mayor subida de impuestos de nuestra vida”.
Según la oficina del gobernador, el uso de la Ley de Poderes de Emergencia Económica Internacional para imponer aranceles recíprocos es “ilegal y sin precedentes”.
Newsom fue directo: “Donald Trump no tiene la autoridad para imponer unilateralmente la mayor subida de impuestos de nuestra vida con sus aranceles destructivos”. A su lado, el fiscal general Rob Bonta calificó la política comercial del expresidente como “caótica y desordenada”, asegurando que genera “un daño inmediato e irreparable para California”, el estado con la economía más robusta del país.
Desde el Valle Central hasta Sacramento, el temor se multiplica: agricultores, pequeñas empresas y familias están en vilo por las consecuencias económicas de los aranceles. La Casa Blanca, lejos de ceder, contraatacó con dureza.
“En lugar de centrarse en la delincuencia rampante y la inasequibilidad de California, Gavin Newsom está dedicando su tiempo a intentar bloquear los esfuerzos históricos del presidente Trump”, dijo el portavoz Kush Desai. La guerra comercial se ha trasladado a los tribunales, y el primer golpe lo ha dado California.
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