El Papa Francisco, nacido como Jorge Mario Bergoglio el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, falleció este 21 de abril de 2025 a los 88 años en el Vaticano. Fue el primer papa originario de América Latina y el primero de la Compañía de Jesús en llegar al pontificado.
Elegido en 2013, marcó una etapa centrada en la sencillez, la cercanía pastoral y la atención a los marginados. Durante su pontificado impulsó cambios en la estructura del Vaticano, promovió el cuidado de la Tierra como casa común y fomentó el diálogo entre religiones. Su visión de una Iglesia menos jerárquica y más compasiva deja una huella profunda en el catolicismo contemporáneo.
¿Cuáles fueron sus últimas palabras?
El sumo pontífice ofreció la tradicional bendición “Urbi et Orbi” durante la misa del domingo de Pascua desde el Balcón de San Pedro y dirigió un contundente pero sentido mensaje para el pueblo de Israel y Palestina, en lo que fueron sus últimas palabras en público, tan solo horas antes de su fallecimiento:
“Quisiera que volviéramos a esperar en que la paz es posible. Que desde el Santo Sepulcro, Iglesia de la Resurrección, donde este año la Pascua será celebrada el mismo día por los católicos y los ortodoxos, se irradie la luz de la paz sobre toda la Tierra Santa y sobre el mundo entero.
Me siento cercano al sufrimiento de los cristianos en Palestina y en Israel, así como a todo el pueblo israelí y a todo el pueblo palestino. Es preocupante el creciente clima de antisemitismo que se está difundiendo por todo el mundo.
Al mismo tiempo, mi pensamiento se dirige a la población y, de modo particular, a la comunidad cristiana de Gaza, donde el terrible conflicto sigue llevando muerte y destrucción, y provocando una dramática e indigna crisis humanitaria. Apelo a las partes beligerantes: que cese el fuego, que se liberen a los rehenes y se preste ayuda a la gente que tiene hambre y que aspira a un futuro de paz.”
Además pidió por la paz en otros conflictos, específicamente en Libia, Yemen, Ucrania, Armenia, Azerbaiyán, República Democrática del Congo, Sudán, Sudán del Sur, Birmania, y por quienes padecen sufrimiento luego del terremoto en Myanmar.
¿Un mensaje para EE. UU. y las principales superpotencias?
El papa finalizó con un llamamiento especial a los líderes mundiales:
“Hago un llamado a los responsables políticos a no ceder ante la lógica del miedo que aísla, sino a usar los recursos disponibles para ayudar a los necesitados, combatir el hambre y promover iniciativas que impulsen el desarrollo. Estas son las armas de la paz, las que construyen futuro en vez de sembrar muerte.
Que nunca se debilite el principio de humanidad como eje de nuestro actuar. Ante la crueldad de los conflictos que afectan a civiles desarmados, atacan escuelas, hospitales y trabajadores humanitarios, no podemos permitir olvidar que lo que está en la mira no son objetivos, sino personas con alma y dignidad.”
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