Durante el primer trimestre del año, Ferrari registró una ganancia neta de €412 millones ($466.7 millones de dólares), un aumento del 17% frente al mismo periodo del año anterior, gracias a una fuerte demanda de modelos personalizados.
“Otro año ha comenzado con buen pie”, celebró el CEO Benedetto Vigna. Sin embargo, el rugido de los motores viene acompañado por un ruido incómodo: los nuevos aranceles del 25% impuestos por Donald Trump sobre los autos europeos podrían frenar parte del impulso.
“La orientación [2025] está sujeta a un riesgo potencial de reducción de 50 puntos básicos en los márgenes porcentuales de rentabilidad”, advirtió la empresa en su informe trimestral.
Ferrari prevé superar los €7,000 millones ($7,930 millones de dólares) en ingresos netos este año, con un EBITDA de al menos €2,680 millones ($3,040 millones) y ganancias por acción ajustadas de €8.60 ($9.74). Sin embargo, ha comenzado a tomar medidas ante el entorno incierto, como aumentar los precios hasta en un 10%, lo que podría añadir $50,000 al costo de un modelo estándar.
Mientras tanto, el mercado observa de cerca. “Ferrari se destaca”, opinó el analista Stephen Reitman, comparando la firmeza de la marca con otros fabricantes europeos que han suspendido previsiones debido al impacto de los aranceles. Los envíos globales de Ferrari apenas crecieron 1%, alcanzando 3,593 unidades, pero sus ingresos aumentaron 13%, llegando a €1,790 millones ($2,030 millones).
Y aunque el debut del primer Ferrari eléctrico, Elettrica, se retrasa hasta 2026, Vigna promete que “será un emocionante viaje de descubrimiento”. Mientras tanto, los aranceles podrían poner a prueba la tracción de este ícono italiano en suelo estadounidense.
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