La mañana del jueves comenzó con un llamado inesperado de Musk para destituir al presidente Trump. En una publicación en X, insinuó que los archivos de Jeffrey Epstein no habían sido revelados porque involucraban al presidente. Acto seguido, Trump amenazó con cortar los contratos gubernamentales a Tesla y SpaceX: “La forma más fácil de ahorrar dinero… es terminar con los subsidios y contratos de Elon”.
¿Tregua a la vista?
Horas después, Musk retrocedió. En respuesta a un usuario con apenas 200 seguidores que recomendó calmar las aguas, Musk escribió: “Buen consejo. Vale, no desmantelaremos la Dragon”. También respondió a Bill Ackman, quien pidió reconciliación: “No te equivocas”.
La presión sacude al Partido Republicano
Este episodio dejó al Partido Republicano en una posición incómoda. Musk ha sido uno de sus mayores financiadores, pero Trump sigue siendo la figura dominante. “Las diferencias políticas no deberían ser personales”, expresó Mike Johnson, presidente de la Cámara de Representantes, al ser consultado por los medios.
Musk no se detuvo. Aseguró que “sin mí, Trump habría perdido las elecciones”, y cuestionó el paquete fiscal del presidente, que eliminaría créditos de hasta $7,500 para compradores de vehículos eléctricos. JPMorgan estima que esto reduciría las ganancias anuales de Tesla en aproximadamente $1,200 millones.
Acusaciones, amenazas y ruptura
Trump respondió diciendo que Musk “se volvió LOCO” cuando se enteró de la eliminación del mandato de vehículos eléctricos. Además, relató una escena en la Oficina Oval: “Le ofrecí maquillaje para un ojo morado. Dijo que no, lo cual fue interesante”.
Musk también reaccionó ante la exclusión de Jared Isaacman, su socio, como director de NASA. Trump justificó la decisión afirmando que Isaacman apoyó a los demócratas.
En un giro aún más agresivo, Musk escribió: “@realDonaldTrump aparece en los archivos de Epstein. Esa es la verdadera razón por la que no se han hecho públicos”.
El futuro de la alianza parece desmoronarse
La relación entre ambos parece irreparable. Steve Bannon llegó a decir que Musk “debería ser deportado”. Mientras tanto, Musk propuso formar un nuevo partido político que represente al “80% del medio”.
Este choque de titanes no solo revela fracturas profundas entre el poder político y el empresarial. También marca el inicio de una nueva era de confrontaciones donde nadie, ni siquiera los aliados más poderosos, están a salvo.
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