Las tensiones entre la Casa Blanca y la Reserva Federal escalaron este jueves tras una carta de respuesta del presidente del banco central, Jerome Powell, a una serie de acusaciones de mal manejo y despilfarro en la renovación de su sede en Washington D.C. Lo que comenzó como una disputa sobre gastos ha tomado un rumbo claramente político.
En su respuesta al director de la Oficina de Administración y Presupuesto, Russell Vought, Powell rechazó las afirmaciones de que los edificios contarían con un “ascensor privado, comedores VIP o jardín en la azotea”.
“La Junta cree que es de suma importancia brindar transparencia a nuestras decisiones y rendir cuentas al público”, escribió el presidente de la Fed, apuntando a una nueva página web donde se documenta el avance del proyecto.
Pero Vought no parecía interesado solo en transparencia. En su carta previa del 10 de julio, acusó a Powell de haber “administrado groseramente la Reserva Federal” y sugirió que incluso mintió al Congreso. “En lugar de intentar enderezar el rumbo fiscal de la Fed, ha seguido adelante con una ostentosa reforma”, reclamó Vought, que prometió visitar personalmente la sede renovada.
Aunque Powell evitó responder directamente a los ataques y mantuvo un tono institucional, su respuesta parece insuficiente para apaciguar las crecientes críticas. “Colaboramos voluntariamente con la NCPC”, recordó el presidente de la FED, en referencia a la Comisión Nacional de Planificación de la Capital, intentando explicar los costos y procesos.
Pero el asedio continúa. La representante republicana Anna Paulina Luna anunció que pedirá al Departamento de Justicia investigar si Powell “dio un testimonio preciso” al Congreso en junio. En un contexto donde el presidente Donald Trump ha intensificado su presión para que se reduzcan las tasas de interés, la reforma de la sede se ha convertido en un arma política más.
Mantente al día en la actualidad financiera conectándote a la señal en vivo de Comercio TV aquí.