Brightline, el tren privado que une Miami y Orlando y que prometía revolucionar el transporte ferroviario en Estados Unidos, enfrenta un escenario financiero preocupante. Detrás del elegante servicio y la ambiciosa expansión, los inversores observan con creciente inquietud los desajustes entre proyecciones y resultados.
Un balance que no cuadra
En las últimas semanas, los mercados se sacudieron con la noticia de que Brightline había pospuesto el pago de intereses de $1,200 millones en bonos municipales. Aunque permitido por contrato, el impago activó las alarmas. Los títulos que vencen en 2032 pasaron de valer más de 99 centavos por dólar a apenas 60.6 centavos en cuestión de días, mientras el valor de mercado de toda la deuda cayó en $870 millones, según Bloomberg.
Los números no acompañan. Hasta ahora, la compañía estima que 3.1 millones de personas utilizarán el servicio en 2025, un 53% por debajo de sus propias proyecciones previas. Los ingresos, por su parte, están un 67% por debajo de lo estimado. “Será necesaria una mejora significativa y constante en el número de pasajeros, los ingresos y las tarifas para cumplir con nuestro pronóstico”, escribieron analistas de S&P en mayo.
Un tren que seduce pero no despega
Brightline ha sido recibido con entusiasmo por sus usuarios. Un día cualquiera en julio, la estación en Miami lucía como un exclusivo lounge: aire perfumado, barra de vino y cómodos sillones. Aun así, muchas rutas cortas, como la de Boca Ratón, circulan con la mitad de su capacidad. La empresa atribuye esto a la priorización de pasajeros de larga distancia, más rentables, pero ha empezado a ajustar precios y recibir más coches para equilibrar la demanda. Un boleto entre Miami y Orlando podía conseguirse por apenas $44.25.
Para atraer más viajeros, Brightline firmó acuerdos con aerolíneas como JetBlue, permitiendo reservas conjuntas de avión y tren, y se alió con operadores de cruceros y parques temáticos. También apuesta al crecimiento poblacional de Florida, pese a desafíos como huracanes y primas de seguros elevadas.
Las sombras sobre el futuro
Las dudas se extienden al ambicioso proyecto de Brightline entre el sur de California y Las Vegas. La compleja estructura de bonos y la necesidad urgente de liquidez empujaron a la empresa a buscar nuevos inversionistas e incluso considerar una emisión adicional de $400 millones en deuda para extenderse a Tampa.
“Con problemas de capacidad que probablemente se resolverán a finales de año y un respaldo de capital privado fuerte y motivado en Fortress Investment Group, los bonos de Brightline tienen catalizadores visibles a corto plazo para la mejora de los precios”, sostuvo John Miller, director de inversiones de First Eagle, uno de los principales tenedores de deuda.
Pero otros gestores son más cautelosos. “Los inversores necesitan más claridad por parte de la gerencia sobre sus planes de financiamiento para ambos sistemas”, advirtió Dan Solender de Lord, Abbett & Co.
Mientras la empresa busca apoyo legislativo tras la cancelación de una subvención estatal de $200 millones, el futuro inmediato de Brightline dependerá no solo del número de pasajeros, sino de su habilidad para convencer a los mercados de que todavía puede mantenerse en los rieles.
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