En la semana que finalizó el 19 de julio, las solicitudes iniciales de subsidio por desempleo en Estados Unidos descendieron en 4,000, ubicándose en 217,000. Es el nivel más bajo desde abril y marca la racha más prolongada de caídas desde 2022. Pero, aunque los números parecen alentadores, hay señales de fondo que preocupan.
Las solicitudes continuas, es decir, aquellas personas que siguen recibiendo prestaciones, se mantuvieron prácticamente sin cambios en 1.96 millones, cerca de sus niveles más altos desde 2021. Este estancamiento, según los analistas, refleja que muchas personas siguen teniendo dificultades para reincorporarse al mercado laboral.
“Julio ha sido un mes difícil… debido a la debilidad del consumo interno”, reconoció recientemente el director ejecutivo de American Airlines, Robert Isom, en una declaración que resuena con el panorama general del empleo.
El promedio móvil de cuatro semanas cayó a 224,500, también el más bajo en tres meses. Sin embargo, algunos expertos temen que esta caída no refleje una mejora real, sino distorsiones por factores estacionales, como las vacaciones escolares y los cierres temporales de plantas automotrices.
Christopher Waller, gobernador de la FED, se distanció de otros funcionarios al afirmar que el mercado laboral está “al límite”, mientras que otros miembros de la institución lo describen aún como “saludable”.
Economistas proyectan una posible subida de la tasa de desempleo a 4.2% en el informe de julio, y advierten una posible desaceleración en la creación de empleo, con pronósticos que incluso prevén cero nóminas nuevas en el mes.
La próxima reunión de política monetaria de la FED se convierte en un momento clave para definir si Estados Unidos enfrenta solo una pausa… o el inicio de una desaceleración más severa.
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