La fachada de cordialidad diplomática fue sustituida por una negociación implacable que terminó doblegando a Tokio. Tras meses de tensión, Japón selló un acuerdo que, según Donald Trump, representa “el mayor acuerdo comercial de la historia” y lo mejor es que esta movida es solo una de varios aciertos que le han representado nuevos y mayores ingresos a Estados unidos.
Inversión japonesa récord y un 15% de arancel
El pacto establece que las importaciones japonesas en Estados Unidos pagarán un arancel del 15%, significativamente menor al 25% con el que Trump amenazó públicamente. A cambio, Japón se comprometió a invertir $550,000 millones en territorio estadounidense. “Japón tiene ahora el mejor acuerdo, o mejor dicho, el menos malo”, afirman analistas que ven en esta jugada una victoria del enfoque duro del mandatario.
La presión de Trump había generado una oleada de especulaciones financieras, incluyendo rumores sobre la posible venta de bonos del Tesoro por parte de fondos japoneses. La nación asiática posee $1.1 billones en estos instrumentos, una carta que el ministro de Finanzas japonés dejó entrever como parte del pulso geoeconómico. Al final, Japón evitó la represalia, protegiendo sus importaciones agrícolas, aunque accedió a comprar más arroz estadounidense.
El acuerdo también frena cualquier intento de acción coordinada por parte de la Unión Europea, Canadá y Japón, justo cuando los líderes de la UE arribaban a Tokio para discutir estrategias comunes.
Los nuevos ingresos provienen del resto del mundo y no solo de Japón
En paralelo, los ingresos por aranceles han aumentado notablemente. Según el secretario del Tesoro, Scott Bessent, el Tesoro recaudará $300,000 millones en 2025 por esta vía. Actualmente, los aranceles representan cerca del 5% de los ingresos federales, más del doble del promedio habitual. “Se está cobrando sin represalias directas”, afirmó Bessent, aunque reconoció que el costo real recaerá sobre los consumidores estadounidenses.
Solo en junio de 2025, el gobierno de EE. UU. recaudó $26.6 mil millones por aranceles, lo que impulsó un superávit presupuestario mensual récord de $27 mil millones, el primero desde 2017. En los primeros nueve meses del año fiscal, los ingresos por derechos de aduana sumaron $108 mil millones, casi el doble que el año anterior.
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