El Caribe volvió a ser escenario de una operación militar estadounidense que podría redefinir la política regional. En medio de advertencias de Caracas y cuestionamientos legales en Washington, el Pentágono confirmó un nuevo operativo que incrementa la presión sobre el régimen de Nicolás Maduro y amplía la campaña de la Casa Blanca contra los cárteles de la droga.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, anunció que un barco frente a la costa de Venezuela fue destruido la mañana del viernes bajo órdenes directas del presidente Donald Trump según se puede ver en el video compartido por el presidente en TruthSocial aquí. Además acompañó el material videográfico con un texto que decía: “Una embarcación cargada con suficiente droga como para matar entre 25 mil y 50 mil personas fue detenida temprano esta mañana frente a las costas de Venezuela, por intentar ingresar a territorio estadounidense”.
La acción, ejecutada por el Comando Sur de EE. UU., dejó cuatro muertos a bordo. Según Hegseth, la embarcación transportaba narcóticos y operaba para organizaciones que recientemente fueron catalogadas como terroristas. El funcionario aseguró que la inteligencia estadounidense “confirmó sin dudas” que se trataba de narcoterroristas que intentaban introducir drogas en territorio estadounidense.
Se trata del cuarto ataque conocido en la región desde septiembre, todos dirigidos a barcos presuntamente ligados al narcotráfico. Sin embargo, la justificación de estas acciones no está exenta de controversia. Legisladores y expertos en derecho internacional cuestionan si Washington tiene base legal para destruir embarcaciones en aguas internacionales, más aún cuando algunos de los blancos no representaban una amenaza inmediata. Uno de los buques atacados el mes pasado incluso había cambiado de rumbo antes del impacto, lo que plantea dudas sobre el argumento de defensa propia.
La Casa Blanca sostiene que Estados Unidos se encuentra en un “conflicto armado” con los cárteles designados como terroristas, lo que convierte a sus operadores en “combatientes ilegales”. Bajo esa interpretación, los ataques serían parte de una campaña prolongada más que operaciones aisladas. Maduro, por su parte, ha advertido que podría declarar estado de emergencia para resguardar su soberanía frente a lo que califica como actos de agresión.
Mientras tanto, la comunidad internacional observa con inquietud cómo estas operaciones militares escalan un conflicto que combina narcotráfico, política regional y tensiones diplomáticas.
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