Con una mezcla de innovación agresiva, cifras récord y polémicas en ascenso, Robinhood no solo sorprendió al mercado, sino que también encendió las alarmas de algunos reguladores y rivales. Su ascenso, vertiginoso y en ocasiones impredecible, ha sido la historia bursátil más comentada del año.
Resultados que pulverizan expectativas y un nuevo modelo de negocio
Robinhood reportó ingresos de $989 millones en el segundo trimestre, un salto de 45% interanual que superó con creces las previsiones de Wall Street. Las ganancias por acción alcanzaron los $0.42, frente a los $0.31 esperados. Además, el ingreso neto se duplicó hasta los $386 millones. El CFO Jason Warnick destacó que “al final del segundo trimestre, teníamos $19,000 millones en cuentas de jubilación”, añadiendo que ya han superado los $20,000 millones, con 1.5 millones de clientes en este segmento.
El número total de clientes de pago aumentó a 26.5 millones y las cuentas de inversión subieron 10%, alcanzando los 27.4 millones. Los activos totales en la plataforma se dispararon 99%, llegando a $279,000 millones, impulsados por depósitos netos, adquisiciones y el alza en los precios de acciones y criptomonedas. Warnick también celebró el rendimiento del nuevo mercado de apuestas y predicciones: “Los clientes negociaron contratos por valor de casi $1,000 millones en el trimestre pasado y más de $2,000 millones desde el lanzamiento”.
Tokens sintéticos, exclusión del S&P 500 y fricción con OpenAI
Pese a los resultados, el entusiasmo de los inversionistas se enfrió cuando Warnick anticipó que la adquisición de Bitstamp generaría costos adicionales por $65 millones en 2025, llevando los gastos operativos ajustados anuales a entre $2,150 y $2,250 millones.
La firma también fue blanco de críticas tras lanzar tokens bursátiles sintéticos vinculados a OpenAI y SpaceX. Aunque estos activos ofrecían exposición indirecta mediante vehículos especiales en Europa, OpenAI desautorizó la emisión, señalando que los tokens “no constituyen acciones de OpenAI” ni contaban con su aval. Robinhood se defendió: “Diseñamos el programa para resistir el escrutinio regulatorio”, subrayando que su intención era ampliar el acceso a los mercados pre-IPO.
Vlad Tenev, CEO de la compañía, fue enfático: “Vemos una gran oportunidad en las apuestas deportivas y estamos desarrollando tecnología para muchos tipos diferentes de contratos”. Además, anticipó el lanzamiento de Robinhood Banking para este otoño: “Es una oferta muy innovadora. Creo que les va a encantar”.
A pesar de su ascenso meteórico —más de 180% en lo que va del año— Robinhood fue excluida del S&P 500, lo que causó desconcierto entre los inversores, especialmente tras la inclusión de su competidor Block. La revolución de Robinhood, no obstante, parece no tener freno.
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