Ni los paisajes británicos ni las autopistas alemanas fueron suficientes este julio para salvar a Tesla de un nuevo revés. Aunque el verano europeo suele encender los motores del consumo, esta vez dejó a Elon Musk en el carril lento. Mientras tanto, un rival asiático aprovechó cada segundo de ese frenazo para acelerar a toda velocidad.
Según la SMMT, las ventas de Tesla en el Reino Unido se hundieron casi 60%, con solo 987 unidades vendidas frente a las 2,462 del mismo mes del año anterior. En Alemania, la situación fue igual de sombría: apenas 1,110 vehículos colocados, lo que representa una caída del 55.1%. En el acumulado del año, la empresa ha vendido solo 10,000 autos en Alemania, un desplome del 57.8% respecto a 2024.
Mientras Tesla frena, BYD pisa el acelerador. La automotriz china cuadruplicó sus ventas en el Reino Unido, alcanzando las 3,184 unidades en julio. En Alemania, su expansión fue aún más deslumbrante, con un crecimiento interanual cercano al 390%.
La pérdida de tracción de Tesla se alinea con un patrón persistente: la compañía ha cedido participación de mercado en Europa por sexto mes consecutivo, según datos de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles.
Musk ha admitido que vienen “algunos trimestres difíciles”, señalando los aranceles más altos y el fin de los créditos fiscales en EE. UU. como factores clave. Pero hay más en juego. La dura competencia de los fabricantes chinos y la creciente incomodidad por la imagen pública de Musk, especialmente su cercanía con la administración Trump, comienzan a pasar factura.
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