En un acto en la Casa Blanca que mezcló política industrial y gestos simbólicos, Tim Cook y el presidente Donald Trump confirmaron un nuevo compromiso de Apple para reforzar su presencia en Estados Unidos.
Millonaria inversión
El fabricante del iPhone destinará $100,000 millones adicionales en empresas y proveedores estadounidenses durante los próximos cuatro años, cifra que se suma a los $500,000 millones anunciados en febrero. “Esta es la mayor inversión que Apple ha hecho jamás en Estados Unidos y en cualquier otro lugar”, afirmó Trump, asegurando que sus políticas ya impulsan la construcción de nuevas plantas.
Entre los anuncios más destacados, Apple invertirá $2,500 millones junto a Corning para expandir su producción de vidrio en Kentucky, asegurando que todo el vidrio de iPhones y Apple Watches se fabrique en suelo estadounidense.
Apple busca una cadena de suministro “de extremo a extremo” dentro del país, incluyendo la instalación de nuevas herramientas en plantas de Utah y Texas, y la producción de tecnología de carga inalámbrica en Nueva York. El compromiso también abarca un fondo de $10,000 millones para manufactura y la ampliación de centros de datos en Carolina del Norte, Iowa, Nevada y Oregón.
Acto simbólico
Cook, en un gesto cargado de simbolismo, obsequió a Trump una pieza elaborada con ese vidrio. La empresa también mantiene acuerdos con Coherent para producir láseres del sistema Face ID y prevé fabricar más de 19,000 millones de chips este año con componentes de proveedores como TSMC, Texas Instruments, GlobalWafers y GlobalFoundries.
Apple y los aranceles
Trump anunció que impondrá un arancel del 100% a semiconductores y chips, pero que Apple estará exenta por su compromiso de fabricar en EE. UU. Cook señaló que muchas partes del iPhone, incluidos semiconductores, vidrio y módulos de identificación facial, ya se producen en el país.
El plan se da en medio de tensiones comerciales y nuevos aranceles que podrían costarle a Apple hasta $1,100 millones en el trimestre actual. Aun así, la compañía parece decidida a reforzar su huella industrial doméstica, consolidando su papel como uno de los motores de la manufactura tecnológica estadounidense.
Relación Trump y Apple
Los acercamientos entre Donald Trump y Apple han sido una mezcla de presión y cooperación estratégica. Aunque Trump ha criticado en repetidas ocasiones que el iPhone no se fabrique íntegramente en EE. UU., también ha utilizado a Apple como ejemplo de “reindustrialización” bajo sus políticas.
Cook, por su parte, ha sabido navegar la agenda del presidente, ofreciendo inversiones y compromisos de manufactura que le aseguran exenciones arancelarias clave, mientras protege su compleja cadena global de producción. Este equilibrio ha convertido su vínculo en una alianza pragmática más que ideológica, donde ambos obtienen beneficios políticos y económicos.
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