El comercio global vuelve a colocarse en el centro del debate económico. Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, amenaza con medidas de gran alcance frente a las regulaciones digitales que otros países mantienen sobre las tecnológicas.
El lunes, Trump advirtió que impondrá aranceles “sustanciales” a las exportaciones de naciones que mantengan impuestos a los servicios digitales (DST, por sus siglas en inglés). Además, anticipó que restringirá las exportaciones de chips y tecnologías avanzadas hacia esos países.
“Estas regulaciones están diseñadas para dañar a la tecnología estadounidense”, escribió en Truth Social. El mensaje apuntó directamente contra impuestos aplicados en decenas de países, los cuales afectan sobre todo a gigantes como Meta, Alphabet y Amazon.
Los DST han sido motivo de fricciones constantes. En junio, Trump canceló negociaciones comerciales con Canadá, pero Ottawa terminó retirando su impuesto antes de entrar en vigor. La Casa Blanca lo presentó entonces como una victoria de presión diplomática.
En EE.UU., la oposición a estos gravámenes no es solo republicana. En 2023, líderes del Comité de Finanzas del Senado, de ambos partidos, advirtieron que el impuesto canadiense supondría una “discriminación arbitraria” contra empresas estadounidenses.
Sin embargo, los gobiernos que aplican DST defienden que compañías como Amazon generan enormes ingresos en sus territorios sin tributar de forma proporcional. Para ellos, el impuesto es una vía de equilibrar cargas fiscales.
Para América Latina, este pulso tiene implicaciones relevantes. Varios países de la región han evaluado o implementado impuestos digitales dirigidos a servicios de streaming y comercio electrónico, como México y Chile. Si Washington decide extender sanciones comerciales, las exportaciones latinoamericanas hacia EE.UU. —incluyendo alimentos, manufacturas y materias primas— podrían verse afectadas con aranceles adicionales.
Además, las restricciones a chips y tecnología avanzada complicarían el acceso de países latinoamericanos a insumos clave para su propia industria. Desde fábricas automotrices en México hasta centros de datos en Brasil, la región depende de componentes estadounidenses para sostener su modernización tecnológica. Una política más restrictiva podría frenar proyectos de digitalización y encarecer la innovación en la región.
Una escalada comercial de este tipo también afectaría a consumidores e inversionistas hispanos en EE.UU. Los aranceles encarecerían productos importados, desde electrónicos hasta bienes de consumo, mientras que las restricciones de chips amenazarían la cadena de suministro en sectores como manufactura, logística y servicios, donde los trabajadores latinos tienen fuerte presencia.
Mantente al día en la actualidad financiera conectándote a la señal en vivo de Comercio TV aquí.