El escenario turístico mundial vive un reacomodo inesperado. Lo que hasta hace poco era uno de los destinos más codiciados, ahora ve cómo su brillo se apaga en favor de otras regiones. Ni la solidez de su infraestructura ni la tradición de sus atracciones han bastado para frenar la caída.
Un cambio de hábitos que representa miles de millones
Según el Consejo Mundial de Viajes y Turismo, el gasto de visitantes internacionales en Estados Unidos se desplomaría hasta $169,000 millones en 2025, muy por debajo de los $200,800 millones previstos por la Asociación de Viajes de Estados Unidos a principios de año. La diferencia supone pérdidas cercanas a $30,000 millones, un golpe que otros países ya se preparan para capitalizar. Adam Sacks, presidente de Tourism Economics, fue categórico: “Estados Unidos volverá a perder cuota de mercado en 2025. No prevemos que la recupere en nuestro horizonte de pronóstico”.
El retroceso se siente con mayor fuerza en los viajeros canadienses. Entre enero y junio de 2025, las llegadas desde Canadá cayeron 18%, lo que significa 1,750,000 visitas menos. Mientras tanto, el vecino del norte reporta un repunte interno: su ocupación hotelera alcanzó 77.6% en julio, el nivel más alto desde 2019, impulsada por el programa turístico “Canada Strong Pass”.
Europa y Asia toman la delantera
El fenómeno no se limita a América del Norte. España, Arabia Saudita y Turquía figuran como grandes ganadores en el tablero global, con proyecciones de 16.5 millones, 14.5 millones y 14 millones más de visitantes que en 2019. “Esto demuestra lo terrible que ha sido la situación para Estados Unidos en comparación con otros destinos”, subrayó Sacks.
Un estudio de Milieu Insight a 6,000 viajeros del sudeste asiático reveló que 58% prefiere desplazarse dentro de Asia, 53% hacia Europa y 45% a Australia y Nueva Zelanda, mientras que solo 18% considera a América Latina como opción. Para muchos, EE. UU. ya no está en el radar.
Donald Trump también aparece en el centro de las críticas por la fuga de visitantes. Su guerra arancelaria con Canadá y su retórica de confrontación hacia América Latina y Europa han generado un ambiente hostil que disuade a los turistas. En particular, los canadienses, tradicionalmente el mayor grupo de visitantes extranjeros en Estados Unidos, han reducido drásticamente sus viajes, optando por quedarse en casa o volar a otros destinos más amigables.
América Latina y México ganan terreno
México y otros países latinoamericanos aparecen como receptores naturales de esta fuga. Datos de Booking Holdings muestran que más canadienses vuelan hacia México y el Caribe en lugar de aterrizar en EE. UU. Además, consultoras como Accenture señalan que Europa también mira hacia Latinoamérica como alternativa.
El cambio de flujos turísticos tiene implicaciones para la comunidad latina en Estados Unidos. Menos visitantes internacionales afectan a ciudades con gran presencia hispana como Miami, Los Ángeles o Nueva York, donde la economía depende del consumo de turistas en hoteles, restaurantes y comercios. A la vez, el aumento de viajes hacia México y el Caribe fortalece los lazos culturales y económicos de la región con sus diásporas, creando oportunidades para negocios familiares que atienden a viajeros en ambos lados de la frontera.
El panorama es claro: la participación de EE. UU. en el turismo global, que era de 8.4% en 1996 y bajó a 4.9% en 2024, podría descender a 4.2% este año y mantenerse así durante la próxima década. Una advertencia que confirma que el atractivo estadounidense está en jaque y que el mercado mundial ya encontró nuevos destinos favoritos.
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