El amanecer del lunes trajo consigo un anuncio que dejó claro el rumbo de la política de seguridad del presidente Donald Trump. Desde Truth Social, el mandatario reveló que el ejército estadounidense había ejecutado un segundo ataque contra presuntos narcoterroristas en aguas internacionales cercanas a Sudamérica.
Trump detalló que “bajo mis órdenes, las Fuerzas Militares de EE. UU. llevaron a cabo un SEGUNDO Ataque Cinético contra cárteles del narcotráfico y narcoterroristas extraordinariamente violentos”. Según su declaración, la operación resultó en la muerte de tres hombres identificados como venezolanos y vinculados al transporte de drogas rumbo a Estados Unidos. “Estos cárteles del narcotráfico extremadamente violentos REPRESENTAN UNA AMENAZA para la Seguridad Nacional”, enfatizó.
Tensión militar en el Caribe
La acción se produjo menos de dos semanas después de que otro ataque estadounidense acabara con 11 vidas, en un episodio atribuido al grupo venezolano Tren de Aragua. Aunque el secretario de Defensa, Pete Hegseth, defendió que Estados Unidos tenía “la autoridad absoluta y completa para llevarlo a cabo”, la falta de pruebas sólidas sobre la identidad de las víctimas despertó críticas en el Congreso. El senador Jack Reed señaló que “no hay ninguna prueba, ninguna, de que este ataque se haya llevado a cabo en defensa propia”.
Mientras tanto, Caracas busca bajar el tono. El canciller Yván Gil afirmó que Venezuela “no apuesta por un conflicto” y que no desea una escalada militar. Sin embargo, el despliegue de recursos estadounidenses en la región, incluyendo el Grupo Anfibio Listo de Iwo Jima, aviones F-35 en Puerto Rico y unidades de la Infantería de Marina, sugiere lo contrario.
La ofensiva de Trump contra el narcotráfico
Hegseth insistió en que el barco tenía como destino Estados Unidos: “Si alguien está traficando drogas y se dirige a Estados Unidos… eso tendrá consecuencias letales”. Marco Rubio, secretario de Estado, añadió desde una gira en México y Ecuador que Washington “va a librar un combate contra los cárteles de la droga que están inundando las calles estadounidenses y matando a estadounidenses”.
Este nuevo episodio se inscribe en una estrategia más amplia de la administración Trump de endurecer la presión sobre los cárteles, utilizando la fuerza militar para marcar una línea roja. El hecho de que se trate de embarcaciones vinculadas a Venezuela suma un ingrediente geopolítico a la crisis, con un alto riesgo de fricciones diplomáticas.
Para la comunidad latina en Estados Unidos, estas operaciones tienen un doble filo. Por un lado, muchos hispanos han sido víctimas directas de la violencia asociada al narcotráfico; por otro, la retórica agresiva puede reforzar estigmas y generar tensiones que afecten a familias trabajadoras que nada tienen que ver con estas redes criminales. La frontera entre seguridad nacional y política migratoria podría volverse aún más difusa.
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