Las cifras más recientes de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO) revelaron un panorama inquietante para las finanzas federales. En los primeros 11 meses del año fiscal 2025, el déficit alcanzó $1,989 billones, es decir, un aumento de $92,000 millones respecto al mismo periodo de 2024. Aunque la recaudación se disparó, el gasto público lo hizo en mayor medida, empujando el agujero fiscal a niveles históricos.
La CBO explicó que el gasto federal sumó $6.7 billones, $391,000 millones más que el año anterior. Seguridad Social y Medicare representaron gran parte del incremento: los beneficios sociales crecieron en $111,000 millones debido al ajuste por costo de vida y a un mayor número de beneficiarios, mientras que Medicare se expandió en $64,000 millones por nuevas inscripciones y mayores tasas de pago. Los intereses de la deuda también pesaron fuerte, con un alza de $72,000 millones, equivalente a 8% más que en 2024.
Los ingresos fiscales totales subieron en $299,000 millones, destacando el salto en aranceles de la administración Trump. Desde febrero, los impuestos de importación generaron $165,000 millones, un repunte de 137% frente al año pasado. También aumentaron los impuestos sobre la renta personal en $181,000 millones, mientras que los ingresos corporativos cayeron $32,000 millones por efectos de diferimientos contables.
Solo en agosto, el déficit fue de $360,000 millones, 20,000 millones menos que en 2024. Con el ajuste de $130,000 millones derivado de cambios en préstamos estudiantiles de la ley One Big Beautiful Bill Act, la CBO proyecta que el déficit final cerrará en $1.9 billones, el tercero más alto en la historia de EE. UU., solo detrás de los de 2020 y 2021 en plena pandemia.
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