La atención de los mercados volvió a centrarse en Washington después de que la Reserva Federal confirmara un movimiento largamente anticipado. En un ambiente cargado de tensiones políticas y económicas, la institución decidió actuar en medio de un escenario donde el crecimiento da señales contradictorias, la inflación se resiste a ceder y el empleo muestra grietas cada vez más visibles.
Una decisión con sabor a concesión
Con 11 votos a favor y solo uno en contra, la FED redujo la tasa de fondos federales en 25 puntos básicos, colocándola en el rango de 4.00%–4.25%. Es la primera vez desde diciembre que los costos de financiamiento bajan. El único disidente fue Stephen Miran, recién nombrado gobernador, quien defendió un recorte más agresivo de medio punto.
“El Comité es consciente de los riesgos para ambos lados de su mandato dual y juzga que las amenazas a la estabilidad del empleo se han incrementado”, señaló el comunicado oficial. La frase dejó claro que la preocupación por la pérdida de dinamismo en el mercado laboral pesó tanto como el repunte inflacionario de los últimos meses.
Las proyecciones publicadas en paralelo muestran que la FED anticipa otros 50 puntos básicos de recortes antes de que termine 2025, además de un ajuste adicional en 2026. Los gobernadores Michelle Bowman y Christopher Waller, que en julio habían mostrado reservas, esta vez acompañaron la decisión.
Choque entre política y economía
Detrás del telón, el episodio estuvo marcado por una fuerte presión de Donald Trump, quien durante todo el verano exigió que la FED actuara con mayor rapidez y profundidad. La llegada de Miran, considerado un aliado del presidente, refuerza esa lectura. “Una mayoría del FOMC está ahora en manos de las palomas”, analizó Simon Dangoor, de Goldman Sachs Asset Management.
El trasfondo político se intensificó aún más cuando un tribunal bloqueó el intento de Trump de remover a la gobernadora Lisa Cook, nombrada en tiempos de Joe Biden. Pese a enfrentar acusaciones no formalizadas de fraude hipotecario, Cook votó a favor del recorte de 25 puntos básicos.
En paralelo, el debate sobre la independencia de la FED vuelve a escena. Miran no ha ocultado sus críticas al presidente Jerome Powell y ha sugerido que la institución debe acelerar la reducción de tasas para aliviar la carga de la deuda federal y reactivar el golpeado mercado inmobiliario.
El mercado reacciona con cautela
Wall Street recibió la noticia con señales mixtas. El Dow Jones avanzó más de 300 puntos, mientras que el S&P 500 y el Nasdaq cerraron en negativo. Los rendimientos de los bonos del Tesoro retrocedieron levemente.
La publicación del “dot plot” reveló divisiones internas: nueve funcionarios prevén un recorte adicional este año, diez proyectan dos, y uno incluso plantea un total de 1.25 puntos porcentuales de reducción en 2025. Por ahora, la mediana indica dos recortes adicionales, probablemente en octubre y diciembre.
En cuanto al panorama económico, las estimaciones de PIB mejoraron a 1.6% en 2025, 1.8% en 2026 y 1.9% en 2027. Sin embargo, la inflación PCE se mantiene elevada en 3% este año, con perspectivas al alza de 2.6% en 2026. El desempleo, por su parte, sigue proyectado en 4.5% para 2025, aunque con una leve mejora hacia 4.4% en 2026.
Implicaciones para la comunidad latina
La decisión de la FED tiene un efecto directo sobre los hogares latinos en Estados Unidos. Por un lado, los recortes de tasas pueden aliviar los pagos de hipotecas y créditos al consumo, sectores donde la comunidad hispana tiene alta participación. Sin embargo, el riesgo de que la inflación se mantenga elevada amenaza con encarecer bienes esenciales como alimentos y vivienda, golpeando con mayor fuerza a quienes tienen menores ingresos.
El reto para las familias latinas será aprovechar el respiro financiero sin perder de vista que el escenario sigue frágil y que un mercado laboral más débil podría limitar las oportunidades de empleo y crecimiento salarial.
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