Los mercados y la FED observan el calendario; sin embargo, podría imponerse un silencio estadístico justo cuando más se necesitan señales. Un plan interno advierte que, ante un cierre federal, Washington bajaría la palanca informativa.
El Departamento de Trabajo difundió un plan de contingencia para una “suspensión ordenada” de operaciones. La Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) detendría todas sus actividades y los indicadores previstos durante el lapso no se publicarían. El alcance es inusual y afectará a inversores y a quienes definen la política monetaria.
Entre los reportes en riesgo se encuentra el de nóminas no agrícolas del viernes, termómetro del mercado laboral. También la lectura semanal de solicitudes iniciales de desempleo de cada jueves. Y el 15 de octubre, el índice de precios al consumidor, última foto de la inflación antes de que la Reserva Federal se reúna el 28 y 29 de octubre.
La BLS además pausará la recolección de datos, lo que podría provocar retrasos incluso después de reabrir. Su sitio web no se actualizará ni se restaurará si falla. En un mes típico, el organismo emite cerca de una docena de informes que abarcan precios de importación y exportación, salarios y métricas de consumo.
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